A unas semanas de que dé inicio el nuevo ciclo escolar mucho se ha hablado sobre los cambios al modelo educativo denominado Nueva Escuela Mexicana, el cual busca plantear una reforma profunda al sistema de enseñanza pero que no estado exento de las críticas por parte de diferentes sectores de la sociedad.
De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública, la Nueva Escuela Mexicana busca la creación de comunidades de aprendizaje más eficientes, según las necesidades e intereses de los alumnos en relación con sus contextos y diversidad cultural.
La Nueva Escuela Mexicana tiene diferentes puntos entre los cuales destaca la reorganización de los campos disciplinarios que por muchas décadas se han dividido en áreas de conocimiento como historia, matemáticas, física, civismo o geografía.
Ahora están organizados en cuatro áreas generales denominadas: saberes y pensamiento científico; de lo humano y lo comunitario; lenguajes; ética, naturaleza y sociedades.
En el grupo de lenguajes también se plantea incluir la lengua extranjera de inglés, además de los diferentes ejes transversales que tiene cada uno, que buscan abordar la inclusión, interculturalidad, pensamiento crítico, salud, comunicación, lectura, artes de igualdad.
El argumento de la Secretaría de Educación Pública es que con esta reestructura se van a dejar de lado contenidos que eran irrelevantes o que no tenía ninguna relación con el contexto o cultura del estudiante.
La Nueva Escuela Mexicana también busca desarrollar las habilidades interpersonales de los estudiantes del nivel básico, el cual comprende del preescolar a la secundaria, con la finalidad de identificar y expresar sus sentimientos, resolver conflictos y aprender a trabajar en equipo.
Otro de los cambios es la autonomía que supuestamente tendrán las escuelas según el número de alumnos y las condiciones socioculturales en las que se ubica el centro educativo.
Esto quiere decir que los docentes podrán tener la capacidad de hacer una evaluación formativa personalizada en los alumnos, es decir, no siempre se tiene que aplicar un examen para obtener una calificación.
También se puede elegir el material de enseñanza por cada uno de los docentes y el presupuesto podrá ser reajustado según los intereses y necesidades que tenga cada uno de los centros educativos, siempre en colaboración tanto con directivos como padres de familia.
Finalmente encontramos que uno de los cambios más estructurados que tiene la Nueva Escuela Mexicana es hacia el modelo de aprendizaje que no se dividirá según el grado escolar sino el rango de edad.
Con esto encontramos que la Fase Uno corresponde de los cero a los 3 años e incluye principalmente a guarderías, maternales e instituciones dedicadas a la estimulación temprana.
La Fase Dos es lo que actualmente se conoce como preescolar y va de los 3 hasta los 6; la Fase Tres comprende a los estudiantes de 6 a 8 años, que equivale a los grados de primero a segundo año.
La Fase Cuatro son para los niños de 8 a 10 años que representa el tercer y cuarto grado escolar de primaria; mientras que la Fase Cinco es para los menores de 10 a 12 años y equivale del quinto y sexto grado de primaria.
Por lo que hace a los tres años de secundaria están incluidos dentro de la Fase Seis y su principal diferencia con los anteriores niveles es el número de horas destinadas al aprendizaje.
Las críticas
Sin embargo, como cada cambio que se lleva a cabo el sistema educativo en México, no está exento de críticas que muchas veces pueden tener tintes políticos, ideológicos o hasta religiosos.
Por ejemplo, una de las principales críticas se centra en los nuevos libros de texto gratuitos, los cuales si bien pueden tener áreas de oportunidad que pueden ser mejoradas conforme avanzan los ciclos escolares, lo cierto es que también han generado dudas.
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Y es que, con la restructuración de los grados escolares, ahora no habrá libros que se centren en específicamente en materias como español, matemáticas o ciencia naturales, lo cual a la larga podría tener repercusiones.
Los créditos también se han centrado en la eliminación de contenidos como algunas áreas del álgebra, pues la SEP argumenta que hay temas que nunca se vuelven a utilizar durante el proceso educativo de los alumnos, por lo que es innecesario su enseñanza.
Sin embargo, también existen críticas por el alto interés que se le da a otras áreas del conocimiento como la filosofía o las humanidades, además en la forma de abordar algunos temas considerados tabú como la sexualidad y la igualdad de género.
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