A pesar de que el presidente Emmanuel Macron anunció un ambicioso plan de renovación de 1.150 millones de euros, la realidad operativa del museo de Louvre se ha visto empañada por huelgas de trabajadores, problemas de infraestructura y el robo ocurrido en octubre, pintando un panorama sombrío para la institución, según el Financial Times.
Los sindicatos y la oposición critican el plan del Gobierno de invertir millones en una nueva entrada de lujo y un espacio exclusivo para la Mona Lisa, mientras el museo sufre un grave deterioro, con filtraciones y cierres de galerías que refuerzan la demanda de priorizar el mantenimiento básico.
El robo de las joyas de la corona, sustraídas en apenas siete minutos a través de una ventana, expuso graves negligencias en seguridad. Investigaciones parlamentarias posteriores al robo revelaron que existían informes desde 2017 y 2019 advirtiendo sobre las vulnerabilidades de la galería afectada que no fueron atendidos a tiempo.
Ante el escalamiento de la crisis, la ministra de Cultura, Rachida Dati, ha designado al ingeniero Philippe Jost, quien supervisó la reconstrucción de la Catedral de Notre-Dame tras su incendio, para reorganizar profundamente la institución y entregar un informe sobre las fallas de seguridad en febrero de 2026.
