Una de cada tres mujeres en el continente americano ha sido víctima de violencia física o sexual, según un estudio.
Así lo reveló un reporte elaborado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), precisando que dichas agresiones fueron propiciadas por parte de sus parejas en algún momento de sus vidas.
El reporte destaca que este tipo de violencia no solo tiene consecuencias físicas inmediatas, sino que también genera daños profundos a largo plazo en la salud mental y el bienestar social de las víctimas. Además de las lesiones directas, las mujeres afectadas enfrentan mayores riesgos de sufrir depresión, trastornos de ansiedad y problemas de salud reproductiva. La OPS enfatiza que la situación requiere una respuesta integral que vaya más allá del sistema judicial, involucrando de manera activa a los servicios de salud para detectar y atender los casos a tiempo.
En el informe, el organismo hace un llamado urgente a los gobiernos de la región para fortalecer las políticas de prevención y garantizar el acceso a servicios de apoyo esenciales, subrayando la necesidad de invertir más fondos en programas educativos que transformen las dinámicas de poder desiguales y de mejorar la recolección de datos para diseñar intervenciones más efectivas.
Además de vulnerar los derechos humanos de las víctimas, señala la OPS, estas agresiones representan un obstáculo significativo para el desarrollo sostenible y la equidad del continente.
