La recuperación salarial ¿cómo vamos?

La recuperación salarial ¿cómo vamos?

El día de ayer se dio a conocer el aumento salarial que regirá a partir del 1º de enero de 2026, será del 13% a nivel nacional y 5% para los municipios de la frontera norte. Es la sexta revisión salarial del gobierno de la 4T y es la sexta vez que los aumentos se definieron por encima de la inflación, pero, ¿cómo va el poder adquisitivo?

 

El salario mínimo es el monto más bajo obligatorio que deben pagar las empresas a sus trabajadores en nuestro país, se instituyó por primera vez en 1915 durante el gobierno de Álvaro Obregón, más tarde, en 1917 se elevó a rango constitucional. Es decir, el salario mínimo es un logro de la Revolución Mexicana y es resultado de cruentas luchas agrarias y obreras.

 

Desde la perspectiva de la Economía, el salario mínimo es defendido por el marxismo puesto que se trata de una forma de limitar la explotación a la clase obrera y que le permita a los trabajadores no caer en un nivel de pauperización. La escuela keynesiana también está a favor del salario mínimo, pero a diferencia del marxismo no lo hace para defender a los trabajadores, sino que sigue la lógica de que si las familias tienen mayores ingresos disponibles podrán tener un mayor nivel de consumo y ello impulsará el crecimiento económico. En cambio, la escuela neoclásica y la corriente neoliberal están en contra del salario mínimo y abogan por suprimirlo para que sean las fuerzas de oferta y demanda las que fijen los salarios, con ello se permitiría al empresario no tener un tope mínimo para los salarios.

 

La explicación anterior es importante para entender porque durante la oscura noche neoliberal (1988-2018) los salarios mínimos se mantuvieron congelados en el nivel más bajo del poder adquisitivo de toda la historia del país, significó un retroceso grave que nos convirtió en uno de los países con salarios más bajo del mundo y tuvo efectos perjudiciales en el aumento de la pobreza y la desigualdad.

 

El poder adquisitivo de los salarios representa lo que realmente podemos comprar con ellos, por eso también le llamamos en economía “salarios reales” y se calcula quitando el efecto inflacionario a los montos nominales (deflactación). En la gráfica siguiente mostramos la evolución del salario mínimo real (deflactado) desde 1964 hasta el que tendremos en 2026.

 

Se observa que el mayor poder adquisitivo que tuvieron los salarios fue en 1976 cuando vivíamos el “milagro económico”, un dólar estable, consolidación de la clase media y una mejora en las condiciones generales de vida, posteriormente nos afectó la crisis de los energéticos (1977-1981), se tuvo una recuperación en 1982 pero vino la crisis de deuda y luego el funesto neoliberalismo donde perdimos tres cuartas partes del poder adquisitivo alcanzado en 1976. Esto significa que por cada kilo de tortilla que un trabajador compraba con su salario en 1976, en 2018 sólo compraba 250 gramos.

 

Elaboración propia con datos de CONASAMI e INEGI

 

Durante todo el neoliberalismo varios investigadores y académicos, apoyando los movimientos laborales y sindicales, estuvimos demostrando matemáticamente la necesidad de recuperar el poder adquisitivo de los salarios; sin embargo, el argumento neoliberal para negarlo se basó en sustentos pseudocientíficos cargados de ideología de derecha y carentes de rigor: “aumentar los salarios será inflacionario; aumentar los salarios ocasionará pérdida de empleos”.

 

La Cuarta Transformación retomó la demanda de los trabajadores y ha establecido una política de aumentos salariales por encima de la inflación, lo que ha permitido una recuperación exitosa. Con el aumento del próximo año, cuando el salario mínimo llegue a $315.04 diarios o $9,582.47 mensuales, igualaremos el poder adquisitivo de 1986, pero todavía estaremos lejos del nivel que alcanzaron en 1976. Por su parte los salarios de la frontera norte que serán de $440.87 diarios o $13,409.80 mensuales, alcanzarán el nivel de 1982 y aunque están más cerca del máximo nivel, aún falta camino por recorrer.

 

La evidencia empírica y los resultados históricos han dado la razón a los economistas que defendemos la recuperación salarial: 1) los aumentos no han desbordado la meta inflacionaria de Banxico; 2) no han generado pérdida de empleos y 3) sí han promovido dinamismo del mercado interno, reducción de la pobreza y la desigualdad. A partir del próximo año, el salario mínimo de México será el 4º mejor salario de América Latina y el salario de la frontera norte será el más alto.

 

El día de ayer también se ha enviado la iniciativa al congreso para que la jornada laboral máxima pase de 48 a 40 horas con una reducción gradual de 2 horas al año sin reducir salarios. Se trata de un paso importante para reivindicar los derechos laborales que el neoliberalismo nos robó, pero esto debe estar acompañado de una lucha popular en las calles y una batalla de las ideas en todos los espacios. ¡Viva la clase trabajadora!

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras

 

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