La baja participación registrada durante la segunda marcha de la Generación Z en México reabrió el debate sobre la viabilidad y eficacia de este tipo de movilizaciones. A pesar del llamado a la acción entre las 9:00 y las 11:00 horas del 20 de noviembre, en espacios como la Biblioteca Central de la UNAM se congregaron apenas 70 estudiantes, según reportes de medios locales.
Este panorama contrasta con experiencias recientes en países como Nepal, Perú y Madagascar, donde los movimientos juveniles lograron articular acciones más numerosas, sostenidas y visibles en el ámbito internacional. En México, la Generación Z enfrenta obstáculos internos que limitaron su alcance y legitimidad desde la primera marcha del 15 de noviembre. La misma concluyó con enfrentamientos y un saldo oficial de 100 policías heridos.
Uno de los factores que contribuyó al debilitamiento del movimiento es la respuesta oficial. La presidenta Claudia Sheinbaum y figuras de Morena señalaron presuntos vínculos entre los organizadores y el Partido Acción Nacional, lo cual colocó en entredicho la autonomía del movimiento. Paralelamente, se difundieron datos personales del presunto organizador, Edson Andrade Lemus, quien luego anunció su salida del país. Lemus afirmó: "La persecución de la presidenta Claudia Sheinbaum, en mi contra, ha llegado tan lejos que para cuidar mi seguridad hoy tengo que abandonar mi hogar y mi país".
La persecución de la presidenta @Claudiashein en mi contra ha llegado tan lejos que para cuidar mi seguridad hoy me veo obligado a abandonar mi hogar…y mi país.
— Edson Andrade (@EdsonAndradeL) November 19, 2025
Ahora también expusieron mi dirección, todos mis datos personales y crearon la falsa narrativa de que tengo… pic.twitter.com/611du1vFnc
Leonardo Lomelí Vanegas, rector de la UNAM, también tomó distancia de la convocatoria al afirmar que presenta "múltiples irregularidades". Además, cuestionó su origen al señalar: "No sabemos si son realmente colectivos de la universidad o si son otras personas que están convocando".
En este contexto, especialistas en movimientos sociales documentaron los elementos que pueden definir el éxito de una protesta. El estudio realizado por María Stephan y Érica Chenoweth, publicado por el International Security Program de la Universidad de Harvard, analizó 323 campañas de resistencia y concluyó: "53% de las grandes campañas no violentas han tenido éxito, frente a 26% de las campañas de resistencia violenta".
Las autoras destacan que la no violencia amplía la legitimidad, promueve mayor participación social y dificulta la represión sin costo político. "El compromiso de una campaña con métodos no violentos refuerza su legitimidad nacional e internacional y promueve una participación más amplia en la resistencia".
En escenarios como el de Timor Oriental y Filipinas, documentados en el mismo estudio, la resistencia civil no violenta derivó en concesiones políticas reales al lograr apoyo ciudadano masivo, evitar la fragmentación interna y exponer al régimen a sanciones por represión.
???? | Marchas de la Generación Z actualmente alrededor del mundo:
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) October 2, 2025
Marruecos ????????
Filipinas ????????
Indonesia ????????
Kenia ????????
Perú ????????
Madagascar ????????
Ecuador ????????
Francia ????????
Nepal ???????? pic.twitter.com/zkMPml7VoK
Actualmente, las exigencias de la Generación Z en México incluyen mecanismos ciudadanos de revocación de mandato, independencia judicial y transparencia política sin injerencia partidista. No obstante, el reto principal radica en encauzar esas demandas mediante una estrategia pacífica y organizada que evite episodios de violencia y fortalezca la legitimidad del movimiento frente a la opinión pública y las instituciones. (NotiPress)