Hablar al menos un idioma extranjero puede reducir significativamente el riesgo de envejecimiento cognitivo acelerado. Así indica la investigación reciente publicada en Nature Aging, analizando a más de 86 mil adultos mayores de Europa mediante inteligencia artificial personalizada para evaluar la relación entre multilingüismo y envejecimiento cerebral.
El estudio recopiló datos de 86,149 personas de entre 51 y 90 años en 27 países europeos. Se utilizaron bases demográficas públicas y entrevistas estandarizadas para obtener información sobre salud, educación, desempeño cognitivo y estilo de vida. A partir de estos datos, se calculó la brecha de edad bioconductual, una métrica que compara la edad cronológica con una estimación basada en salud y conducta.
También reveló que las personas que hablaban al menos un idioma adicional tenían 50% menos probabilidades de presentar un envejecimiento acelerado. En contraste, quienes solo dominaban una lengua mostraron mayor riesgo de deterioro cognitivo.
Susan Teubner-Rhodes, psicóloga cognitiva de la Universidad de Auburn, en Alabama, quien no participó en la investigación, destacó: "el estudio utilizó una muestra muy grande y geográficamente diversa, lo que permitió controlar varios factores de confusión comunes en los estudios sobre multilingüismo, como la condición migratoria o el nivel socioeconómico".
Hernán Hernández, neurocientífico de la Universidad Adolfo Ibáñez, en Santiago de Chile y coautor del estudio, explicó que el efecto protector es dosis-dependiente: "Este entrenamiento constante mantiene activas las redes cerebrales más vulnerables al envejecimiento, lo que favorece una mayor resiliencia cognitiva".
Además de variables médicas en hipertensión, diabetes o trastornos del sueño, el modelo incorporó elementos que son la capacidad funcional, nivel educativo y consumo de alcohol. La investigación sugiere que el multilingüismo puede ser tan beneficioso como otros hábitos saludables para preservar la función cerebral a lo largo del tiempo.
Jon Andoni Duñabeitia, catedrático de Psicología en la Universidad de Nebrija, afirmó que el enfoque del estudio "aporta evidencia empírica convincente sobre la influencia de hablar varias lenguas en los procesos cognitivos y su impacto positivo en la salud general y en el curso natural del envejecimiento". Sin embargo, puntualizó que los resultados "no prueban de manera definitiva que hablar varias lenguas retrase el envejecimiento, aunque evidencian una asociación favorable".
Para los autores, estas conclusiones podrían ser relevantes en el diseño de políticas educativas y de salud pública. Hernández señaló: "promover la enseñanza de idiomas podría convertirse en una estrategia eficaz de política pública para fomentar un envejecimiento más lento y trayectorias vitales más saludables".