El uso de captchas como prueba visual para distinguir entre humanos y bots ha disminuido drásticamente en 2025. Aunque aún persisten formas inusuales, como imágenes surrealistas o tareas específicas, la mayoría de los sitios web ha adoptado mecanismos más discretos para la detección de bots.
Desde el lanzamiento de reCaptcha v3 en 2018, Google implementó una tecnología que deja de interrumpir al usuario para evaluar su comportamiento durante la navegación. "En lugar de interrumpir a un usuario, nuestra tecnología analiza las señales y el comportamiento durante una interacción para generar una puntuación de riesgo", explicó Tim Knudsen, director de producto en Google Cloud, en un comunicado citado por WIRED.
Por su parte, en 2022, Cloudflare presentó Turnstile, una alternativa que también prescinde de pruebas visuales tradicionales. Este sistema, gratuito para integrarse en sitios web, recopila datos del dispositivo, software y comportamiento del usuario para determinar su legitimidad. "Cloudflare cede Turnstile gratis a todo internet porque queremos más datos de entrenamiento", declaró Reid Tatoris, líder de detección de seguridad de aplicaciones en la empresa.
Los captchas tradicionales, conocidos por pedir a los usuarios que seleccionaran imágenes de semáforos o escribieran texto deformado, han dado paso a soluciones menos invasivas. En versiones anteriores, los datos obtenidos por reCaptcha fueron utilizados para digitalizar libros y mejorar Google Maps.
Aunque estos desafíos visuales se han vuelto menos frecuentes, empresas como Arkose Labs aún desarrollan captchas diseñados para elevar los costos de ataque en vez de impedir el acceso humano. Kevin Gosschalk, CEO de la firma, señaló que sus productos están enfocados en "proponer tareas que requieren mucho tiempo y rechazar respuestas para hacer los ataques menos rentables". Además, la compañía ofrece versiones de su sistema MatchKey pensadas para resistir herramientas de inteligencia artificial como los modelos de lenguaje (LLM).
Knudsen anticipó que los desafíos visuales seguirán evolucionando, incluyendo nuevas formas como gestos manuales o escaneo de códigos QR. Estas innovaciones buscan reducir la fricción con el usuario y, al mismo tiempo, mantener la protección contra amenazas.
Actualmente, gran parte de los sistemas de seguridad opera de forma invisible, basándose en análisis de comportamiento y patrones de uso. Para los usuarios, esto representa menos interrupciones; para las empresas, una herramienta más eficaz ante los ataques automatizados que cambian constantemente. (Notipress)