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Panaderías tradicionales y nuevas propuestas reposteras se dieron cita para ofrecer desde los clásicos panes con azúcar hasta las versiones más atrevidas y exóticas que buscan conquistar a los paladares más curiosos.
.jpg) Entre los expositores destaca Briseida Pérez, representante de la panadería La Princesa, ubicada en la 13 Poniente, quien presenta una colorida variedad de panes rellenos y glaseados que rápidamente captaron la atención de los visitantes.
Entre los expositores destaca Briseida Pérez, representante de la panadería La Princesa, ubicada en la 13 Poniente, quien presenta una colorida variedad de panes rellenos y glaseados que rápidamente captaron la atención de los visitantes. 
“Tenemos rellenas de cajeta Coronado, crema de chocolate, crema de vainilla, queso con zarzamora o Nutella; además de glaseadas de fresa, chocolate y vainilla”, afirma.
Briseida explica que la panadería ha apostado por innovar sin perder la esencia del pan de muerto. “Estamos ofreciendo también sabores con canela y nuez, chispa de chocolate, pasas, rompope con nuez o nata. A los jóvenes les encantan las combinaciones dulces, sobre todo las que llevan Nutella o queso con zarzamora”.
 
Sin embargo, reconoce que no todos se atreven a experimentar, sobre todo las personas mayores que siguen prefiriendo los panes tradicionales, de mantequilla o con nuez.
.jpg) Por su parte, Rafael Solís, de la panadería “100 años” de La Margarita, también se unió a la feria con una amplia oferta que combina lo clásico y lo contemporáneo. “Nosotros traemos el pan tradicional, el de nuez y azúcar, pero también los rellenos de mazapán, crema, queso con zarzamora y Nutella. Los estudiantes son los que más se animan a probar los sabores exóticos”, dice.
 Por su parte, Rafael Solís, de la panadería “100 años” de La Margarita, también se unió a la feria con una amplia oferta que combina lo clásico y lo contemporáneo. “Nosotros traemos el pan tradicional, el de nuez y azúcar, pero también los rellenos de mazapán, crema, queso con zarzamora y Nutella. Los estudiantes son los que más se animan a probar los sabores exóticos”, dice.
Solís informa que los precios se mantienen accesibles para que las familias puedan disfrutar de esta tradición sin afectar su bolsillo. “El pan tradicional lo tenemos en 20 y 40 pesos, dependiendo del tamaño, y los rellenos en 25 y 50 pesos. La idea es que todos puedan llevar algo al altar o compartir en casa”.
Los expositores aseguran que este tipo de acontecimientos fortalecen la economía local y revaloran el oficio panadero, especialmente entre las nuevas generaciones. Incluso, más que una muestra culinaria, representa un homenaje a la memoria, a los sabores familiares y al trabajo artesanal que da identidad a Puebla.
 
							 
									 
									 
									