
Entre el 12 y el 18 de octubre se conmemora la semana de concientización sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), un evento mundial lanzado por el International OCD Foundation con el fin de derribar mitos y romper estigmas en torno a este trastorno que, según la misma organización, afecta a 1 de cada 100 personas. Si bien el TOC es altamente conocido, también es bastante incomprendido. En el imaginario colectivo se lo considera un hábito, una costumbre o hasta un capricho propio de gente perfeccionista en lugar de lo que realmente es: una de las enfermedades más discapacitantes del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Qué es y qué no es el TOC?
Por años, la cultura popular ha vinculado al TOC con una pequeña obsesión extra. A partir de esta creencia, ordenar la ropa por color o limpiar con regularidad fueron vistos como rasgos típicos del TOC, dándole al trastorno una connotación positiva. Sin embargo, esta idea se encuentra muy lejos de la realidad que vive un paciente con TOC.
De acuerdo con Mayo Clinic, una persona que padece TOC presenta un patrón de pensamientos no deseados y miedos incoherentes conocidos como obsesiones. Por lo general, se presentan por medio de pensamientos intrusivos, pero también pueden manifestarse a través de imágenes, recuerdos, sensaciones, sentimientos, urgencias, etc. La obsesión se centra en ciertos temas que resultan perturbadores para el paciente, estos pueden ser sobre contaminación, enfermedades, violencia, sexualidad, identidad, entre muchos otros.
Para calmar la ansiedad que estas obsesiones producen, el paciente acude a realizar conductas repetitivas llamadas compulsiones, estas pueden ser físicas o mentales. Mientras que las físicas pueden incluir contar siguiendo un determinado patrón, lavarse las manos en exceso, comprobar una y otra vez una acción ya realizada (entre una infinidad más de rituales), las compulsiones mentales suelen ser más complejas debido a que no se pueden ver y pueden resultar difícil de identificar incluso hasta para el paciente. Estas pueden ser analizar una y otra vez un pensamiento para encontrar su significado, pensar en "algo positivo" para neutralizar el "pensamiento negativo" o monitorear cada sensación del cuerpo por si representa alguna "prueba" de su obsesión.
A pesar de que las compulsiones calman la ansiedad por el momento, las obsesiones regresan y el ciclo se vuelve a repetir. Esto sucede porque el TOC, como trastorno de la duda, provoca problemas para lidiar con la incertidumbre y el paciente se encuentra constantemente en busca de certezas que revelen la naturaleza de sus pensamientos intrusivos.
Una de las compulsiones más frecuentes es la evitación de cualquier persona, objeto o contexto que desencadene nuevamente sus pensamientos intrusivos. Como consecuencia, el trastorno reduce la calidad de vida de quien lo padece y lo encierra cada vez más en sus propios pensamientos.
¿Cómo tratar el TOC?
Si bien el TOC no tiene cura, eso no significa que el paciente no pueda vivir una vida plena. Para eso, debe aprender a cambiar la relación con sus pensamientos. El objetivo no es deshacerse del contenido de su obsesión, sino aprender a aceptar esos pensamientos por lo que son, simplemente pensamientos. A su vez, el principal desafío es no compulsionar para calmar la ansiedad. Como efecto colateral, los pensamientos se irán reduciendo, así como también la ansiedad.
No es una tarea sencilla y para eso existen varias terapias que pueden ayudar al paciente en su recuperación. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, la más famosa es la terapia de exposición y prevención de respuesta, pero también es efectiva la terapia cognitivo conductual o la terapia de aceptación y compromiso. La elección de cada una dependerá del cuadro de cada paciente. De ser necesario, el proveedor de atención médica puede proporcionar medicamentos que se dirigen a la serotonina, un neurotransmisor cuyo funcionamiento falla en pacientes con TOC.
En definitiva, el TOC es tan famoso como incomprendido por la sociedad y la falta de comprensión puede perjudicar el camino de recuperación para el paciente. Mientras que muchos lo entienden como un hábito o un capricho, el TOC es en realidad un trastorno debilitante que condiciona la vida de quien lo padece. (NotiPress)