Suicidio en jóvenes: hay indicadores para tomar muy en serio

Suicidio en jóvenes: hay indicadores para tomar muy en serio

Foto: Freepik

Es una realidad que muchos niños y jóvenes necesitan atención psicológica hoy en día, factores como el estrés escolar, presión social, impacto de las redes sociales, entornos familiares complejos y desafíos postpandemia han contribuido a un aumento en problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y dificultades emocionales.

 

En muchos países, los sistemas educativos y de salud están reconociendo esta necesidad, pero aún falta acceso generalizado a servicios psicológicos de calidad. En Puebla, con la apertura del Centro Poblano de Salud Mental Integral para Niñas, Niños y Adolescentes (CEPOSAMI), se busca atender este problema desde su origen.

 

Pero ¿cuáles son las señales que nos indican que un niño o adolescente necesita atención psicológica? 

 

Esas señales pueden variar, pero hay indicadores clave que deben tomarse muy seriamente, aseguró Mauro Juárez, especialista en psicología infantil, en entrevista para Imagen Poblana.

 

“Están los cambios emocionales, como tristeza persistente, llanto frecuente o irritabilidad inusual. Algunos llegan a manifestar ansiedad extrema, miedos irracionales, preocupaciones constantes o también episodios de enojo o agresividad desproporcionados", aseveró.

 

También, se notan cambios en el comportamiento, que es cuando el niño o joven prefiere el aislamiento social o pierde interés en actividades que antes disfrutaba.

 

Algunos, aseguró, presentan comportamientos regresivos, como mojar la cama o chuparse el dedo o conductas de riesgo, como consumo de sustancias, autolesiones o comportamientos impulsivos, así como disminución repentina en el rendimiento escolar.

 

“Hay alteraciones en el sueño, aparece el insomnio, pesadillas frecuentes o duermen demasiado; también en la comida tienen cambios en el apetito, como comer mucho menos o en exceso. Hay dolores de cabeza, estómago u otros síntomas físicos recurrentes sin explicación médica”, afirmó el sicólogo Juárez.

 

El especialista detalló, asimismo, que hay indicadores clave que deben tomarse muy seriamente y con un enfoque en el riesgo de suicidio.

 

Frases como “no quiero vivir”, “todo estaría mejor sin mí” o “quisiera desaparecer” son señales críticas que requieren acción inmediata, así como sentimientos abrumadores de estar atrapado o incapacidad para manejar el estrés, cambios emocionales intensos y persistentes por más de dos semanas, que no se explican por eventos cotidianos.

 

“Hay indicadores conductuales de alto riesgo como cortes, quemaduras o cualquier forma de hacerse daño físico. Esto es un predictor fuerte de riesgo suicida, así como el aislamiento severo, es decir, retirarse completamente de amigos, familia o actividades que antes disfrutaban, lo cual es común en adolescentes deprimidos”, comentó.

 

Pero además, advirtió Mauro Juárez, hay otros indicadores como conductas de despedida, búsqueda de medios letales, quejas somáticas sin explicación, bullying, entre otras.

 

¿De qué manera los padres deben actuar ante estos primeros signos?

 

El especialista refirió que cuando los padres detectan algunos de estos signos “por muy mínimos que sean” en un niño o adolescente es necesario prestar atención sicológica, “es crucial actuar de manera proactiva y empática”. 

 

Lo primero que deben hacer, dijo, es prestar atención a los cambios en el comportamiento, emociones o rutinas; hablar con ellos en un ambiente tranquilo, haciéndoles preguntas abiertas sobre su estado de ánimo; evitar minimizar sus sentimientos, sino por el contrario, mostrar interés genuino y empatía, sin forzar la conversación.

 

“Hay que evitar castigar o regañar por los cambios de comportamiento, ya que podrían ser síntomas de algo más profundo; recolectar información adicional que nos pueda ayudar a entender si los cambios se observan en otros entornos”.

 

Finalmente, el especialista precisó que es necesario explicar que buscar apoyo psicológico es algo positivo, y subrayó que los padres también necesitan apoyo emocional para manejar estas situaciones.

 

“Los problemas emocionales o psicológicos no son necesariamente culpa de nadie, hay que actuar con prontitud pero sin pánico, si el niño o adolescente se resiste a la ayuda, no lo fuerces; trabaja en construir confianza y busca orientación profesional sobre cómo abordarlo", sentenció.

 

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