
El sistema de paracaídas diseñado para la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA) superó con éxito una prueba crítica de descenso en condiciones similares a las de la atmósfera marciana. La validación del mecanismo, considerado el más complejo desarrollado hasta la fecha para aterrizar en Marte, representa un paso determinante para la llegada del rover Rosalind Franklin al planeta rojo.
La evaluación se realizó en julio de 2025 en el Centro Espacial Esrange, ubicado en Kiruna, al norte de Suecia. En esta operación, un módulo de descenso fue elevado a casi 30 kilómetros de altitud por un globo de helio estratosférico. Al alcanzar esta altura, el sistema desplegó dos paracaídas secuenciales durante una caída libre de 20 segundos, simulando la velocidad y baja densidad de la atmósfera del planeta. Según explicó Luca Ferracina, ingeniero de sistemas de la ESA, "tenemos un sistema de paracaídas que puede funcionar en Marte, un ambicioso proyecto con el paracaídas más grande jamás volado fuera de la Tierra".
Aterrizar en el planeta rojo implica una rápida desaceleración de aproximadamente 21,000 kilómetros por hora a una velocidad segura en solo seis minutos. Para ello, el módulo incorpora un escudo térmico, dos dispositivos principales y propulsión de retrocohete, que se activa 20 segundos antes del aterrizaje. El mecanismo probado está compuesto por un paracaídas supersónico de 15 metros y otro subsónico de 35 metros, fabricado con más de 800 metros cuadrados de tela y 4 kilómetros de cuerdas. Este último es el mayor implementado para esta clase de misiones, y su plegado requiere hasta tres días.
Dicho diseño estuvo a cargo de la empresa británica Vorticity, John Underwood, ingeniero principal del proyecto, detalló: "El uso de dos paracaídas nos permite diseñar un paracaídas robusto y de tamaño medio para desacelerar la sonda a velocidad supersónica y, a continuación, un paracaídas mucho más grande y ligero para el descenso final".
Tal sistema ya había sido calificado para su uso en 2021, pero la misión fue suspendida tras la invasión rusa a Ucrania. Con esta nueva campaña de ensayos, la ESA confirma que los equipos mantienen su operatividad tras el almacenamiento prolongado. Ferracina concluyó: "Hacer pruebas en la Tierra es una forma de ganar confianza y confirmar que todos los elementos funcionan como se espera". (Notipress)