
La Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla ha dado un paso significativo al informar de la identificación de 224 cuerpos que permanecían en calidad de desconocidos en el Servicio Médico Forense (SEMEFO).
Esta noticia, aunque alivia a 224 familias, nos recuerda la alarmante realidad que se vive en los anfiteatros del estado: la acumulación de cuerpos sin identificar, víctimas de la violencia, accidentes o enfermedades, que aguardan ser reconocidos, o que lamentablemente nunca lo serán.
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Apenas en abril pasado, se reportaba que el Semefo de Puebla albergaba más de 1,290 cuerpos sin identificar, una cifra que refleja la magnitud de un problema humanitario y de justicia que va más allá de las estadísticas.
Se trata de un reflejo de la crisis forense que afecta a México, donde miles de cuerpos terminan en fosas comunes o cremados sin que sus identidades sean reveladas, dejando a miles de familias en la incertidumbre y el dolor de una desaparición sin respuesta.
¿Cuánto tiempo espera un cuerpo desconocido?
Contrario a la creencia popular o a los mitos, los cuerpos que ingresan al Servicio Médico Forense de Puebla en calidad de desconocidos no tienen un tiempo límite estricto para permanecer en resguardo.
Según las directrices y leyes aplicables, especialmente la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, la obligación de las autoridades forenses es resguardar los cadáveres el tiempo que sea necesario hasta que sean identificados.
Esto significa que, en teoría, un cuerpo debería permanecer en el Semefo todo el tiempo posible para garantizar su identificación. Sin embargo, la realidad de la sobrepoblación en las instalaciones forenses y la falta de recursos ha llevado a prácticas que, aunque buscan liberar espacio, no siempre garantizan una identificación plena.
Cuando un cuerpo no identificado ingresa, se activa un protocolo que incluye:
Necropsia y toma de muestras: Se hace una necropsia completa para determinar la causa de muerte y se toman muestras biológicas (ADN), huellas dactilares, registro dental (odontograma) y fotografías.
Descripción detallada: Se documentan características físicas, descripción de ropa, pertenencias y cualquier seña particular (tatuajes, cicatrices, prótesis).
Registro y resguardo: Toda esta información se ingresa a bases de datos y el cuerpo es resguardado en cámaras frigoríficas.
Colaboración con comisiones de búsqueda: La información se comparte con la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla y a nivel nacional, para cruzar datos con reportes de personas desaparecidas. La reciente colaboración de la FGE de Puebla con el INE para cotejar registros dactilares y de identificación oficial, que permitió la identificación de los 224 cuerpos, es un ejemplo de estas estrategias.
¿Qué pasa con los cuerpos que nadie reclama?
Cuando un cuerpo no es reclamado después de un tiempo considerable, y agotadas todas las vías de identificación y búsqueda, se enfrenta a un destino lamentable: la fosa común o la cremación.
En Puebla, como en otras entidades, existen procedimientos para la disposición final de los cuerpos no identificados:
Si después de un periodo establecido (que varía según las normas internas y la capacidad, pero que generalmente supera los 60 o 90 días, pudiendo extenderse indefinidamente si hay espacio y la posibilidad de identificación persiste), el cuerpo no es reclamado y no hay avances en su identificación, se procede a su inhumación en una fosa común en panteones municipales o estatales.
Antes de esto, se garantiza que se hayan tomado y resguardado adecuadamente todas las muestras que permitan una identificación futura (ADN, huellas, etc.).
Y en ciertas circunstancias, como el alto grado de descomposición que impida una conservación prolongada, o por saturación extrema, y previa autorización judicial, un cuerpo podría ser cremado. Sin embargo, esto siempre debe hacerse asegurando la toma de muestras de ADN que permitan una identificación posterior.
La decisión de enviar un cuerpo a la fosa común no es trivial. Representa un fracaso del sistema para otorgar una identidad y un final digno a una persona, y es un golpe devastador para las familias que, en muchos casos, siguen buscando a sus seres queridos sin saber que ya han sido encontrados, pero no identificados.
Es una profunda crisis forense la que enfrenta México, por causas multifactoriales.
El aumento de homicidios y desapariciones ha incrementado la cantidad de cuerpos que llegan sin identidad.
Las instalaciones del Semefo a menudo carecen de personal, infraestructura y tecnología suficiente para procesar eficientemente la gran cantidad de cuerpos y generar bases de datos robustas.
Históricamente, ha habido deficiencias en la coordinación entre fiscalías, comisiones de búsqueda y Semefo para cruzar información de desaparecidos con la de cuerpos no identificados.
Y que no siempre existen bases de datos forenses robustas y estandarizadas a nivel nacional que permitan cruzar información biométrica de manera efectiva.
Se debe poner a las víctimas y sus familias en el centro de los esfuerzos de búsqueda e identificación para que ningún ser humano sea solo un número en una fosa común.