
Desde la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), se emitió una advertencia significativa sobre la próxima temporada de huracanes en el océano Atlántico. Según los pronósticos, la temporada 2025 podría ser considerablemente más activa que el promedio habitual, con una probabilidad del 60% de presentar una actividad por encima de lo normal. Las estimaciones indican apenas un 10% de posibilidades de que las condiciones se mantengan por debajo de los niveles habituales observados en años anteriores.
Frente a este panorama, la NOAA prevé entre 13 y 19 tormentas con nombre propio, de las cuales varias podrían escalar a huracanes. Se estima que entre seis y 10 sistemas podrían alcanzar la categoría de huracán, superando los 119 kilómetros por hora en velocidad de viento. Además, entre tres y cinco de estos ciclones podrían convertirse en huracanes de categoría tres o superior, aumentando significativamente el nivel de amenaza.
Tales fenómenos intensos pueden tener consecuencias graves, particularmente en zonas costeras expuestas a vientos extremos, lluvias intensas y marejadas ciclónicas. La amenaza también incluye inundaciones severas y la necesidad de evacuaciones masivas, como se ha evidenciado en temporadas anteriores. Desde 1995, más de la mitad de las temporadas de huracanes han superado los promedios históricos, muchas de ellas catalogadas como "hiperactivas".
El pronóstico actual no es una conjetura, sino una proyección basada en múltiples factores climáticos observados y analizados por expertos. Uno de los elementos principales es el incremento de la temperatura en el océano Atlántico, lo cual favorece el desarrollo de tormentas más intensas. Cuanto más cálidas son las aguas, mayor es la energía disponible para el crecimiento rápido y potente de los sistemas tropicales.
Las investigaciones más recientes también destacan la influencia del fenómeno climático conocido como La Niña, que afecta al Atlántico. Este patrón reduce los vientos cortantes, permitiendo que los ciclones tropicales se organicen y fortalezcan más fácilmente sobre el océano. Combinado con temperaturas oceánicas elevadas, La Niña incrementa las probabilidades de huracanes severos, según estudios y datos recopilados previamente.
Ante estas condiciones, la NOAA enfatiza la necesidad de que las comunidades refuercen su preparación y capacidad de respuesta ante emergencias. Las autoridades de protección civil instan a revisar planes familiares, abastecerse de suministros básicos y seguir información oficial actualizada. Además, se recomienda asegurar viviendas, estructuras vulnerables y mantenerse comunicados con familiares y vecinos ante cualquier eventualidad.
Miles de kilómetros de costas en el Atlántico, el Golfo de México y el Caribe pueden estar en riesgo durante esta temporada. No solo las islas o comunidades remotas podrían verse afectadas, grandes ciudades portuarias también enfrentan riesgos considerables. Por ello, la planificación y la conciencia ciudadana son clave para reducir daños y proteger vidas humanas en las zonas vulnerables.
No obstante, las proyecciones no deben causar pánico, los expertos insisten en que la preparación es fundamental para mitigar los impactos. Un huracán puede ser devastador, pero tomar medidas preventivas a tiempo puede marcar la diferencia entre el desastre y la resiliencia. Por ende, es necesario conocer rutas de evacuación, mantenerse informados a través de fuentes oficiales y actuar de manera solidaria en comunidad. (NotiPress)