
La temporada de lluvias está por iniciar, y en Puebla, esta época trae consigo una serie de problemas recurrentes que afectan a la población, la infraestructura y la seguridad en la capital.
Año con año, esta temporada provoca inundaciones, baches, desbordes de ríos y accidentes. Estos problemas se agravan por el mal estado de las vialidades, un alcantarillado obsoleto y ríos vulnerables por ocupación humana y falta de mantenimiento.
Las inundaciones, un problema crónico durante la temporada de lluvias, son causadas por una combinación de lluvias intensas, alcantarillado obsoleto, urbanización desordenada, ríos descuidados y basura. Puntos críticos como Clavijero, Puente Negro, Bulevar 5 de Mayo, La Hacienda, entre otros, enfrentan grandes afectaciones durante esta época.
Desafortunadamente, el estado actual de las alcantarillas es deficiente y obsoleto, debido a que su sistema data de décadas atrás y cuenta con tuberías de diámetro insuficiente y materiales desgastados que no pueden manejar el volumen de agua durante lluvias intensas.
La lluvia también agrava el deterioro de las vialidades, creando baches y zanjas que se convierten en trampas para conductores. La actual administración municipal de José Chedraui no ha cumplido su promesa de tapar los hoyos viales, incrementándose el número en diversos puntos de la ciudad, que en cuanto llegue la temporada, causará severos problemas no solo a automovilistas, sino también a motociclistas, bicicleteros y transeúntes.
El desborde de los ríos también es un serio problema que se vive en temporada de lluvias, y la capital poblana es cruzada por tres principales: el Atoyac, Alseseca y San Francisco, además de varios afluentes menores. Aunque en la mayoría ya está canalizado su recorrido, en esta época se presentan graves consecuencias.
Por ejemplo, el Atoyac se desborda en puntos donde su cauce está obstruido por basura, escombros o construcciones ilegales; el Alseseca se desborda casi anualmente, debido a su canalización parcial y la alta urbanización en sus márgenes; y el río San Francisco, aunque gran parte de su trayecto está entubado o canalizado, sigue siendo vulnerable en puntos donde emerge o se conecta con el Atoyac.
Actualmente, su estado es estable y en apariencia con bajos índices de contaminación; sin embargo, durante su recorrido en épocas de lluvias va acumulando una gran cantidad de basura y desechos que provocan que en determinados tramos de su cauce se desborde.
Y no podían faltar los accidentes, los cuales se incrementan en época de lluvias debido a superficies resbalosas, baches ocultos por encharcamientos y visibilidad reducida. Datos históricos señalan un incremento de 10 a 20 % en accidentes viales durante la temporada de lluvias en Puebla.
¿Estos problemas son evitables?
Sí, muchos de estos problemas se pueden evitar con medidas preventivas y estructurales, pero la falta de inversión, planificación, cultura ciudadana y mantenimiento adecuado limita el progreso.
Las acciones actuales, como la limpieza y monitoreo de ríos, son un paso, pero insuficientes sin un enfoque integral, pero sobre todo, sin la voluntad política por parte del gobierno municipal.