
En este año se conmemoran 40 años del sismo ocurrido el 19 de septiembre de 1985; sin embargo, el gobierno federal no esperó a que llegara la fecha y adelantó el Primer Simulacro Nacional 2025 para este 29 de abril a las 11:30 horas.
Según la Coordinación Nacional de Protección Civil, dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la hipótesis será un sismo de magnitud 8.1 con epicentro en el Golfo de Tehuantepec, Oaxaca, a 40.1 km de profundidad.
De acuerdo con las autoridades, este ejercicio busca fortalecer la cultura de prevención y evaluar protocolos de respuesta ante emergencias. Por ello, se involucra una amplia gama de actores de la sociedad, como la ciudadanía, el sector público, privado y educativo, entre otros. Sin embargo, su participación puede variar entre ser voluntaria, motivada por convicción, o percibida como obligatoria.
Este martes 29 de abril, a las 11:30 h, se lleva a cabo el Primer Simulacro Nacional 2025, en él, las 32 entidades federativas, los tres niveles de gobierno y la ciudadanía en general atenderá los protocolos necesarios ante un evento de emergencia.
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) April 27, 2025
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Por ejemplo, algunas personas de la sociedad civil participan por iniciativa propia, especialmente aquellas conscientes de la importancia de la preparación ante sismos: revisan rutas de evacuación y preparan mochilas de emergencia. De igual forma, existen grupos vecinales, asociaciones y comunidades organizadas que suelen participar por convicción, ya que ven los simulacros como una forma de probar sus planes de emergencia.
Desafortunadamente, suelen ser pocas las personas que participan en un simulacro por voluntad propia, en comparación con quienes lo hacen por obligación o presión institucional. La mayoría de las veces, los empleados de dependencias federales, estatales y municipales son instruidos para participar en estos simulacros "voluntariamente a fuerza", como parte de sus responsabilidades laborales, y deben acatar la orden.
Aunque los empleados del sector público son los más propensos a participar por obligación debido a su estructura jerárquica, existen otros sectores de la sociedad que también participan de manera obligatoria.
Dentro de este rubro, hay empresas con protocolos estrictos de seguridad, como cadenas comerciales o industriales, donde la participación es mandatada por la gerencia para cumplir con normativas o evitar sanciones.
De igual forma, en la mayoría de las escuelas, la participación es prácticamente obligatoria, ya que los directivos y autoridades educativas siguen lineamientos de las dependencias educativas y gubernamentales.
La participación en simulacros por voluntad propia sigue siendo baja y está influenciada por una combinación de actitudes, percepciones y una falta de seriedad hacia estas actividades. La tendencia a pensar que "no les pasará nada" durante un sismo real o que "tendrán todo bajo control" es un fenómeno común que afecta la cultura de prevención en México.
Además, el humor es una forma común de lidiar con el miedo o la incomodidad. Durante los simulacros, es habitual que las personas bromeen para aliviar la tensión. Si bien esto puede fomentar camaradería, también trivializa el ejercicio, puesto que las bromas reflejan una desconexión emocional con la gravedad del evento simulado.