PapaNomics

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Como si hubiera culminado su labor, al final de la Semana Santa, en la mañana del lunes de pascua falleció Francisco, el Papa de los pobres y los marginados, quien llamó a los jóvenes a “armar lío” contra las injusticias y se ganó la animadversión de los conservadores que, como ya es costumbre cuando ellos insultan, le llamaron “comunista”. ¿Qué tan comunista era Francisco? Estos son los números económicos del Papa latinoamericano.

 

El PAPA (Petrus Apostolus Potiens Accipient) es la máxima autoridad de la Iglesia Católica y jefe de estado de la Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo (apenas 44 hectáreas); se elige de forma electiva canóniga a partir de un pequeño grupo de alta jerarquía (Colegio Cardenalicio) en un proceso de secrecía, es decir que no es abierto. El Vaticano es el único país dentro de una ciudad (Roma) y no registra nacimientos, así que la nacionalidad vaticana se otorga por concesión a los diplomáticos y empleados permanentes.

 

El Vaticano tiene su propia constitución y aunque no tiene ninguna forma productiva (PIB) recibe el dinero que envían las congregaciones e iglesias de todo el mundo. Los ingresos propios se componen de la venta de recuerdos, una gasolinería, una farmacia y propiedades de arrendamiento fuera del Vaticano, más las donaciones directas que suman más de 400 millones de dólares anuales. Aunque se han hecho diferentes esfuerzos para transparentar la gestión económica, sobre todo con Francisco, aún hay muchos ingresos que no entran en la contabilidad total, por ejemplo, el dinero que ingresa de diezmos y limosnas y que en muchas ocasiones se regresa a o se reparte a otras diócesis.

 

Respecto a Jorge Mario Bergoglio, el Papa 266°, nació en un verano austral (diciembre) de 1936 en Buenos Aires, a los 33 años se ordenó sacerdote con los jesuitas, a los 65 años fue nombrado Cardenal por Juan Pablo II y a los 76 años fue elegido Papa tras la renuncia de Benedicto XVI. Adoptó el nombre de Francisco por San Francisco de Asís, el santo de la austeridad, por lo que marcó una diferencia sustancial con el pontificado anterior.

 

Su ministerio fue bastante productivo, realizó 47 viajes apostólicos para visitar 65 países, desde luego México, estuvo entre ellos. Elevó a los altares a 900 nuevos santos (canonizaciones) y dirigió más de 545 homilías; escribió 99 cartas apostólicas, 75 motu proprio; organizó 10 consistorios; brindó 26 mensajes Urbi et Orbi y dictó 2,393 discursos. Además, nombró a 163 cardenales, de tal suerte que el 80% del cónclave que decidirá al nuevo papa fue nombrado por Francisco.

 

También escribió 4 encíclicas que son documentos magistrales de reflexión que guían las políticas y el ethos del individuo, preferentemente católico, pero más allá, sus escritos tuvieron una fuerza revolucionaria. La primera, Lumen fidei o la luz de la fé (2013) fue la base de su ministerio y se refirió a las políticas de austeridad que tendría el Vaticano como estado y la Iglesia Católica como congregación de fé, pidiendo que fuera una “iglesia de tropiezos” y saliera a las calles. La última encíclica Dilexit nos (Nos amó) de 2024, parece una despedida, es una reflexión amorosa sobre el perdón y la misericordia. Estas dos encíclicas tienen un marco religioso más fuerte. Pero las otras dos son un verdadero vuelco, incluso para las ciencias económicas.

 

Se trata de Laudato si’ y Fratelli tutti, ambas tocan el meollo de la economía clásica: la escasez y el egoísmo. La primera es un llamado contra el modo de producción capitalista y los límites que la naturaleza le impone, no es posible seguir produciendo “al infinito”, por tanto, la riqueza desmedida de una minoría está agotando los recursos de las mayorías. Es una denuncia, desde la Iglesia, de un modelo depredador. Además, es inhumano, así lo dice en la siguiente encíclica, donde reflexiona sobre los “deberes cristianos” que deberían ser deberes de la humanidad: preocuparnos por el otro/la otra y esta preocupación por los demás no es compatible con el capitalismo, ¿ahora se entiende porque se ganó tantos detractores?

 

Por derecho canónico el Papa recibe un estipendio de 340 mil euros anuales (unos 7 millones de pesos), sin embargo, Francisco, por los votos jesuitas y en congruencia con su política de austeridad, había renunciado a él. Se mantenía a partir de la comida que recibía en la residencia de Santa Marta, un modesto departamento al lado de la Basílica de San Pedro. Recibía donaciones personales con los que compraba sus enseres personales y sólo cuando no le eran suficientes solicitaba el dinero a las finanzas vaticanas.

 

En el testamento del Papa no figuran bienes, ni propiedades, no tenía nada, salvo 100 dólares. Había conseguido que un benefactor pagara los gastos de su inhumación, por lo que los derechos de entierro ya fueron saldados. Había ahorrado 200 mil euros (poco más de 4 millones de pesos), pero una semana antes decidió donarlos: la cárcel de menores de Roma tiene un proyecto para mantenerse haciendo pasta para vender, para ello incurrieron en una hipoteca que les cobra altos intereses, le hablaron del proyecto a Francisco quien retiró sus ahorros, se quedó con 100 dólares y les entregó el resto.

 

Sin herencias, Francisco no sólo cumplió las virtudes franciscanas, también cumplió las económicas: es irracional que un agente económico muera antes de acabarse su dinero, es irracional acumular tanto, el dinero debe alcanzar para vivir, pero la vida también debe alcanzar para el dinero, las herencias son un error de cálculo. Si eso es ser comunista, ¡que me apunten en la lista! Hasta siempre, querido Papa, defensor de los pobres del mundo.

 

 

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras

 

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