
En México, el derecho al descanso enfrenta obstáculos persistentes pese a las reformas laborales recientes. Un estudio presentado por Buk, proporcionado a NotiPress, reveló que los trabajadores mexicanos toman apenas cuatro días de vacaciones en promedio cada año. Esto contrasta de manera significativa con el mínimo legal vigente desde 2023, que establece 12 días de descanso laboral continuo tras el primer año de trabajo.
Así, existe una constante conexión entre los empleados y sus funciones, incluso durante los periodos formalmente designados para descansar. Según el informe, 63 % de los trabajadores continúa cumpliendo tareas relacionadas con su empleo durante sus vacaciones, siendo más de 80 % quienes responden mensajes y 45 % quienes acceden a su correo electrónico laboral. Este fenómeno refleja una disponibilidad permanente que se integró a la rutina laboral.
Factores culturales, organizacionales y de percepción influyen directamente en esta tendencia. Los meses con mayor número de personas de vacaciones son enero y marzo, fechas asociadas con festividades nacionales o religiosas. Sin embargo, el resto del año, solo 3 % de los empleados decide tomar días de descanso, una cifra que indica una baja disposición o capacidad para alejarse del entorno laboral.
Empresas que no fomentan activamente una política transparente de vacaciones también contribuyen al bajo uso de este derecho. Jessica Cambray, especialista en recursos humanos, señaló durante su participación en el estudio, que el acceso a vacaciones no debe percibirse como un privilegio, sino como un componente necesario para preservar la salud física y emocional de los colaboradores.
Generacionalmente, las diferencias son mínimas: mientras Millennials y la Generación X promedian 4.1 días de descanso al año, Baby Boomers y Centennials registran cifras apenas menores con 3.9 días. Este comportamiento transversal apunta hacia una norma arraigada más allá de la edad o etapa profesional.
La sobreexposición al trabajo durante las vacaciones fue identificada por organismos internacionales como un riesgo. Datos de la Organización Mundial de la Salud señalan que una desconexión insuficiente puede llevar a problemas severos de salud, incluidos padecimientos cardiovasculares, además de disminuir la productividad general.
Otro hallazgo relevante del estudio es la relación entre el número de días tomados y el nivel de estrés reportado. Aquellos empleados que gozan de 16 días o más anualmente experimentan una reducción considerable del estrés, con solo 29 % reportando afectaciones frecuentes, frente a 63 % entre quienes toman cinco días o menos.
Por otra parte, entre las recomendaciones propuestas para mejorar este panorama, se sugiere establecer sistemas de planificación de vacaciones anticipadas y normativas claras que faciliten su solicitud sin repercusiones negativas. También se plantea la necesidad de cambiar la percepción cultural del descanso, reconociéndolo como un componente clave de la salud organizacional.
Finalmente, valorar el equilibrio entre vida personal y profesional resulta fundamental, ya que el reto no está únicamente en modificar leyes, sino en asegurar su aplicación efectiva dentro de entornos laborales. Esto es fundamental para que la desconexión y el descanso se perciban como derechos inherentes y no como concesiones excepcionales. (Notipress)