
Este lunes, el mundo se vistió de luto tras confirmarse el fallecimiento del papa Francisco. El pontífice, Jorge Mario Bergoglio, partió a los 88 años dejando un legado espiritual y humano que marcó a millones de personas en todo el planeta. Más allá de su papel como líder de la Iglesia Católica, Francisco será recordado por su cercanía, su sencillez y su amor por el deporte, en especial el futbol.
"SOY PATADURA EN EL FÚTBOL"
— TyC Sports (@TyCSports) April 21, 2025
El Papa Francisco y un divertido momento en una entrevista con TyC Sports en 2015. pic.twitter.com/fKS4yxpuOt
Hincha declarado de San Lorenzo de Almagro, el equipo de sus amores, el papa no ocultó nunca su pasión por el club argentino. En múltiples ocasiones, recibió camisetas del equipo en el Vaticano, posó con orgullo junto a sus colores y alentó desde la distancia cada triunfo del "Ciclón". Su vínculo con San Lorenzo no era meramente simbólico: era socio activo del club desde joven y seguía con atención la actualidad futbolística del equipo.
Sin embargo, el propio Francisco reconoció en una entrevista que, a pesar de su amor por el futbol, no era particularmente hábil con la pelota. "Era un tronco jugando", confesó con humor, recordando su juventud en Buenos Aires. En cambio, su destreza se destacaba en otro ámbito deportivo: el basquetbol. Durante su adolescencia, practicó este deporte con entusiasmo, destacando por su capacidad de concentración y su espíritu de equipo, valores que luego trasladaría a su vida pastoral.
A lo largo de su pontificado, el papa Francisco promovió el deporte como una herramienta de integración, diálogo y paz. En discursos dirigidos a jóvenes deportistas y organizaciones deportivas, subrayó la importancia del juego limpio, la solidaridad y el respeto dentro y fuera del campo. Para él, el deporte era una escuela de vida que enseña a levantarse después de una derrota, a trabajar en equipo y a superarse constantemente.
Su muerte deja un profundo vacío no solo en la Iglesia, sino también en el corazón de los amantes del deporte que encontraron en él una figura cercana, auténtica y apasionada. Hoy, el mundo del futbol —y especialmente San Lorenzo— despide a un hincha eterno, a un pastor con alma de deportista y a un papa que supo unir fe, pasión y humanidad.