Contaminación global: la cuenta regresiva para salvar el planeta

Contaminación global: la cuenta regresiva para salvar el planeta

Foto: FreePik

La contaminación ambiental es la introducción de sustancias o agentes nocivos en el medio natural que causan daño, desequilibrio y riesgos para la salud humana y los ecosistemas. A nivel global, la contaminación se manifiesta en diversas formas: del aire, del agua, del suelo, térmica y visual, entre otras

 

Mientras se acerca la celebración del Día de la Tierra, las cifras y advertencias científicas nos obligan a dejar la conmemoración simbólica y pasar a la acción inmediata, y desglosar todos los factores que engloban este grave problema.

 

Causas generales de la contaminación

 

Las causas principales de la contaminación están vinculadas a la actividad humana y su desarrollo tecnológico, así como al crecimiento demográfico y el consumo excesivo:

 

Revolución Industrial: desde el siglo XVIII, la industrialización masiva incrementó la emisión de contaminantes por la producción en fábricas y el uso intensivo de combustibles fósiles.

 

Uso de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural son la base energética de muchas sociedades, pero generan gases contaminantes que dañan el aire, el agua y el suelo.

 

Crecimiento poblacional y agricultura intensiva: donde la mayor demanda de alimentos ha impulsado el uso de agroquímicos y prácticas que degradan el suelo y contaminan cuerpos de agua.

 

Consumo excesivo y generación de residuos: la producción masiva y el consumo acelerado aumentan la cantidad de desechos sólidos, plásticos y tóxicos que contaminan el ambiente

 

Tipos y consecuencias de la contaminación

 

  • Aire irrespirable

 

La contaminación del aire está causada principalmente por partículas y gases nocivos suspendidos en la atmósfera, como dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono y metano.

 

De acuerdo al informe del Estado Global del Aire 2024, más de 8.1 millones de personas murieron en 2021 por enfermedades relacionadas con la exposición a partículas contaminantes, especialmente las llamadas PM2.5, partículas diminutas pueden provenir de diversas fuentes, como la quema de combustibles fósiles, la industria, el tráfico vehicular, y actividades agrícolas. Estas partículas penetran profundamente en los pulmones y el sistema circulatorio, generando enfermedades respiratorias, cardiacas y hasta neurológicas.

 

Mientras que, en muchas ciudades del mundo, incluidas algunas mexicanas como Monterrey, Guadalajara y la propia Ciudad de México, los niveles de contaminación superan los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

  • Océanos en agonía

 

Pero el aire no es el único que sufre. Los océanos y ríos, fuentes de vida y alimento para millones, enfrentan su peor momento. Un informe de la UNESCO reveló que los mares se están calentando al doble del ritmo de hace dos décadas, provocando fenómenos extremos como el deshielo polar, el aumento del nivel del mar y la pérdida masiva de especies marinas.

 

La situación se agrava con los millones de toneladas de plástico que llegan a los océanos cada año. Estos contaminantes no solo dañan la vida acuática, sino que también ingresan a la cadena alimentaria, afectando a los ecosistemas y a la salud humana.

 

En el caso de México los cuerpos de agua no están exentos: el río Atoyac, por ejemplo, arrastra residuos industriales que afectan gravemente la salud de las comunidades, y donde las enfermedades ya están generando un grave impacto.

 

  • Basura tecnológica y residuos tóxicos

 

En tanto, la innovación tecnológica avanza, también lo hace su lado oscuro: la basura electrónica como teléfonos, computadoras y otros dispositivos electrónicos. México genera 1.5 millones de toneladas de residuos electrónicos cada año, pero apenas recicla 4%, de acuerdo a un informe elaborado por el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional y la Investigación (UNITAR, por sus siglas en inglés).

 

Actualmente, celulares, laptops, televisores y electrodomésticos en desuso se acumulan en calles, basureros o bodegas, liberando metales pesados y tóxicos al ambiente.

 

  • Otro tipo de veneno

 

Los residuos tóxicos, como los productos químicos de la industria y desechos hospitalarios, también representan una bomba de tiempo. Su manejo inadecuado contamina suelos, aire y agua, con efectos devastadores en la salud pública y la biodiversidad. A menudo, estos residuos se vierten sin control, especialmente en zonas vulnerables o rurales, donde la regulación es débil o inexistente.

 

Acciones urgentes para conservar el ambiente

 

Frente a este panorama, no todo está perdido. Expertos, ambientalistas y organismos internacionales coinciden en que aún hay oportunidad de revertir el daño, siempre y cuando se actúe de forma inmediata y coordinada. Estas son algunas de las medidas más urgentes:

 

Reducir emisiones contaminantes, apostando por energías limpias como la solar o la eólica, y mejorando la eficiencia energética en industrias y hogares.

 

Fomentar el reciclaje y la economía circular, reutilizando materiales, separando residuos correctamente y alargando la vida útil de los productos.

 

Practicar un consumo responsable, evitando el uso excesivo de plásticos, el desperdicio de recursos y priorizando productos ecológicos.

 

Educar y sensibilizar a la población, desde la infancia, sobre la importancia del cuidado ambiental y sus consecuencias a largo plazo.

 

La plantación de árboles que ayudará a combatir la desertificación y mejora la calidad del aire y del agua.

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