
“Ellos siempre quieren ‘ayudar más’ (…) hay diálogo, no es que actúen por su cuenta”, pero depende mucho del presidente en turno. Felipe Calderón permitió operativos de agencias estadunidenses, pero ahora sus elementos están regulados por la Ley de Seguridad Nacional; fue la frase que usó Claudia Sheinbaum y que al final ella censuró, pues resulta inimaginable que el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano o su vocera se atrevan a hacerlo sin la indicación presidencial.
La autocensura que se aplicó la doctora, el miércoles 16 sobre lo dicho en la Mañanera del Pueblo, fue con motivo de la presentación de la nota diplomática por la determinación de Washington de considerar la frontera con México zona militar: “es una decisión de ellos, autónoma, en su territorio; esperamos que no traspase la frontera y que siga habiendo la misma colaboración (…) la última orden que plantearon es que el ejército ocupe ciertos territorios federales; no sabemos si es para seguir construyendo muro y cuál sería el objetivo, pero de todas maneras nosotros lo que pedimos siempre es respeto y coordinación”.
Y lo anterior desató la quinta llamada telefónica con Donald John Trump que tanto Sheinbaum como el autócrata calificaron de “muy productiva”, pero ambos fueron demasiado parcos hasta hoy (20-IV) para informar. Parquedad trumpista que contrasta con la incontinencia verbal que padece el primer delincuente convicto y confeso que gobierna Estados Unidos desde su fundación el 4 de julio de 1776, cuando el Congreso firmó la Declaración de Independencia.
Precisamente por ello y su extraordinaria capacidad para mentir y propagar falsedades, al día siguiente DJT afirmó que México y Canadá dependen para vivir del acceso que tienen al comercio de EU, “la principal potencia económica del mundo”, pero no la comercial, de acuerdo a la ONU, ni la de mayores avances tecnológicos en las ramas principales de la economía del planeta, según especialistas. Y aquí radica la esencia de la guerra comercial puesta en juego por el plutócrata que de acuerdo a la más reciente lista de megamillonarios del orbe, duplicó su fortuna, más lo que se acumule en los tres años y nueve meses que le quedan a él y su familia para enriquecerse al máximo desde la Oficina Oval, objetivo central junto con los socios y aliados que son los verdaderos dueños de USA, más allá del mitómano discurso dominante.
El estadunidense de abuelos migrantes, escoceses, juró sin inmutarse ante la ausencia de reporteros de Reuters, AP y Bloomberg por órdenes expresas de su vocación y talante más que autoritario, que “Nosotros (EUA) somos una tienda grande y hermosa, y todos quieren un pedazo de ella. China quiere. Japón quiere. México, Canadá, estos dos, viven de nosotros. Sin nosotros, no tendrían país. Y todos quieren un pedazo”, vomitó Juan Donaldo a los periodistas.
En efecto, gracias a los antecesores de Trump, México fue despojado por la vía de la invasión militar de 55% de su territorio, incluyendo los estados actuales de California, Nevada, Utah, Nuevo México, las mayores partes de Arizona y Colorado, y partes de Oklahoma, Kansas y Wyoming. Para refrescar la memoria del imperialista de nuevo cuño (cínico y descarnado), la bandera de USA fue izada sobre Palacio Nacional. Su ejército ocupó la Ciudad de México del 14 de septiembre de 1847 al 12 de junio de 1848. Y Canadá sortea con éxito la ofensiva imperialista para convertirlo en el estado 51 de la Unión Americana. Nada más, pero nada menos.
Acuse de recibo
“El Fouché de Palacio. Tontín es intrigante, desleal, chismoso, embustero, corrupto (se embolsaba parte de los sobres amarillos de los youtuberos), torpe y arrastrado. Pero es una exageración afirmar que está en la mira de Washington por operar a favor de intereses rusos propagando la desinformación del Kremlin a través de medios que controla y por sus nexos con Pablo Iglesias, Inna Afinogenova y Canal Red. Qué más quisiera Tontín, pero el cerebro no le da para tanto.” https://www.jornada.com.mx/2025/04/10/opinion/008o1eco (...) Los adjetivos son del columnista Enrique Galván Ochoa y la pregunta es si este diario puede utilizarse para los ajustes de cuentas personales y sin asumir a quién se acusa o calumnia con su nombre y apellidos. No es la primera ocasión que Galván lo hace en La Jornada que es de los periodistas socios y de los lectores… “De nuevo les escribo, pero esta vez para mencionar un nuevo libro publicado por Lynne Rienner Publishers. Más allá de la coyuntura y modas, se trata de un esfuerzo metodológico, conceptual y empírico que el equipo de Enrique Dussel ha venido realizando desde hace casi un cuarto de siglo en la UNAM. Ojalá el autor, quien recibe este mensaje, nos regale una probadita de la presentación/introducción de esta obra. Reciban un cordial saludo desde la ribera del Río Mekong. Cuauhtémoc Villamar. https://www.rienner.com/title/Latin_America_China_and_Great_Power_Competition_New_Triangular_Relationships”.
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