El destino poco conocido de los cuerpos tras el naufragio del Titanic

El destino poco conocido de los cuerpos tras el naufragio del Titanic

Foto: Freepik

El naufragio del Titanic, ocurrido entre la noche del 14 y 15 de abril de 1912, fue una de las tragedias marítimas más devastadoras de la historia moderna, con un saldo de aproximadamente 1,500 muertos. Aunque ha sido narrado a través de historias de heroísmo, desesperación y supervivencia, un aspecto menos explorado es el destino de los cuerpos de las víctimas que quedaron a merced del Atlántico.

 

De acuerdo con la Smithsonian Magazine, sólo se lograron recuperar 337 cuerpos tras el desastre y un tercio de ellos fueron sepultados en el mar debido al avanzado estado de descomposición y a las difíciles condiciones climáticas y logísticas.

 

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El Carpathia fue el buque que rescató a más de 700 sobrevivientes, pero no pudo participar en la recolección de cuerpos debido a la prioridad de salvar vidas humanas. Esa tarea recayó en embarcaciones como el Mackay-Bennett, enviado por la White Star Line, que recuperó 190 cuerpos, aunque tuvo que enterrar en el océano a 116.

 

Durante semanas, los restos humanos fueron hallados dispersos en varias zonas del Atlántico; sin embargo, el agua helada y el paso del tiempo deterioraron tanto los cuerpos que muchos quedaron irreconocibles. Asimismo, las fuertes corrientes, el clima y la geografía complicaron aún más los trabajos de recuperación, convirtiéndolos en una labor sombría y, muchas veces, infructuosa.

 

Un dato que resalta en estos registros es cómo la clase social continuó marcando diferencias incluso después de la muerte, ya que la Smithsonian Magazine documentó que 42 % de los pasajeros de tercera clase recuperados fueron sepultados en el mar, frente a solo 6 % de los de primera clase. Estas cifras revelan las profundas desigualdades sociales que persistieron aún en las labores posteriores al hundimiento.

 

El Titanic no fue localizado hasta 1985, y desde entonces no se han hallado restos humanos en el sitio del naufragio. Según Caitlin Doughty, funeraria y escritora, las condiciones hostiles del mar aceleran la descomposición del cuerpo humano, lo que explicaría que no haya cuerpos. Aun así, los esfuerzos por identificar a las víctimas no se han detenido, y gracias a los avances en tecnología forense y análisis de ADN, algunas identidades pudieron ser confirmadas.

 

La historia de los cuerpos del Titanic, su recuperación parcial y el misterio que aún los rodea, engloba la necesidad de comprender lo ocurrido, de rendir homenaje a quienes partieron y de cerrar, aunque sea simbólicamente, uno de los capítulos más dolorosos del siglo XX.

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