
La relación bilateral entre México y Estados Unidos atraviesa un momento de tensión debido al impacto de la escasez de agua en los estados fronterizos y el rezago en el cumplimiento de un tratado internacional. El acuerdo hídrico, firmado en 1944, establece las condiciones para la distribución de agua entre ambos países a través del río Bravo y el río Colorado.
Según lo estipulado, México debe enviar 2,159 millones de metros cúbicos cada cinco años desde el río Bravo. Por su parte, Estados Unidos entrega 1,850 millones de metros cúbicos al año provenientes del río Colorado. Pese a este compromiso, México alcanzó apenas el 30% de su cuota en el ciclo actual, que termina en octubre de 2025, según la Comisión Internacional de Límites y Aguas.
A finales de marzo de 2025, autoridades estadounidenses rechazaron una solicitud mexicana para un envío de emergencia del río Colorado hacia Tijuana. Esta negativa marca la primera vez que ocurre desde que el acuerdo entró en vigor hace más de 80 años.
Sumado a estos desafíos, se incluye una situación crítica de estrés hídrico en varias regiones mexicanas. De acuerdo con S&P Global Ratings, 20 de las 32 entidades federativas podrían sufrir altos niveles de escasez de agua para 2050. Esta proyección considera no solo las sequías, sino también el aumento de la demanda derivado del crecimiento urbano e industrial.
En la actualidad, 11 estados ya experimentan altos niveles de estrés hídrico, incluyendo Baja California, Ciudad de México y Chihuahua. Bajo un escenario climático de emisiones moderadas, se prevé que otras entidades como Nuevo León, Coahuila y Jalisco se sumen a la lista en las próximas décadas.
La investigadora Vianey Rueda, de la Universidad de Michigan, declaró: "Esa es la desconexión. Hay presión para seguir cumpliendo un tratado, pero en realidad no hay agua para hacerlo".
En respuesta a las exigencias del tratado, el gobierno mexicano prepara el envío de 122,000 acres-pie de agua a Estados Unidos. También se contempla un volumen adicional de 81,000 acres-pie en los próximos meses, lo que sumaría un 40% del total pactado.
Para lograr estos objetivos, se aplicaría una cláusula añadida recientemente al tratado. Esta medida permite extraer agua adicional de ciertos estados, incluyendo Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas. De implementarse, afectaría las actividades agrícolas y ganaderas locales.
Desde Estados Unidos, distintas voces políticas criticaron el uso del recurso por parte de México. Brooke Rollins, secretaria de Agricultura, declaró: "están diezmando a nuestros agricultores mientras expanden su industria agrícola y violan el Tratado de Aguas de 1944. Pero eso se terminó".
Sid Miller, el comisionado de Agricultura de Texas, afirmó: "Pedirle a México amablemente durante 20 o 25 años no ha funcionado", proponiendo sanciones como herramienta de presión diplomática. Por su parte, el senador republicano Ted Cruz agregó: "Con el presidente Trump en el cargo y una nueva administración, conseguiremos el agua. México cumplirá. Ignorar el tratado ya no será una opción".
La administración mexicana, encabezada por Claudia Sheinbaum, declaró que mantiene mesas de diálogo con Estados Unidos para abordar el problema. La mandataria aseguró que México "cumplirá el tratado poco a poco", sin ofrecer detalles específicos sobre las medidas aplicadas. (NotiPress)