Los fabricantes chinos de adornos navideños están pasando por una mala temporada, pues a estas alturas del año, los pedidos desde Estados Unidos ya deberían estar llegando, pero no lo han hecho. China produce 87 % de las decoraciones que adornan los hogares estadounidenses cada diciembre, en un mercado valorado en 4,000 millones de dólares.
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Qun Ying, responsable de una fábrica especializada en árboles artificiales, asegura que ninguno de sus clientes estadounidenses ha hecho pedidos en lo que va del año, lo mismo ocurre en otras fábricas. Jessica Guo, administradora de otra empresa del sector, asegura que uno de sus compradores más importantes decidió suspender un pedido equivalente a 3 millones de yuanes, pese a que ya se habían invertido 400,000 en materiales.
Camboya es el segundo exportador de adornos navideños hacia Estados Unidos con apenas el 5.5 % del mercado, y también se vio afectado por el arancel de 49 % impuesto por el gobierno de Donald Trump. Según Jami Warner, directora ejecutiva de la Asociación Estadounidense de Árboles de Navidad, fabricar estos productos en suelo estadounidense no es viable por la falta de tecnología e infraestructura.
Asimismo, los empresarios chinos intentan adaptarse con mercados como Rusia, Europa y el Sudeste Asiático, que están absorbiendo 75 % de su producción. Además, los fabricantes confían mantener el negocio a flote mediante nuevas alianzas y destinos de exportación.
Recientemente, la administración Trump impusó un gravamen del 34 % a productos chinos, lo que provocó una rápida reacción de Pekín, que anunció una tasa equivalente sobre las importaciones estadounidenses. Sin embargo, las tensiones escalaron con más anuncios de incrementos, primero 50 %, luego 84 %, hasta alcanzar 125 % de impuestos para los productos chinos, en palabras de Trump, por “la falta de respeto” de Pekín hacia los mercados globales.
