
En medio de tensiones globales y una sensación constante de inestabilidad, imaginar un conflicto a gran escala ya no parece tan lejano. Mientras algunos países se blindan con alianzas militares y despliegues estratégicos, otros mantienen una postura más discreta, apostando por la neutralidad, el aislamiento geográfico o la autosuficiencia, convirtiéndose en posibles refugios ante el caos.
Uno de los destinos en esta lista es la Antártida, ya que el continente helado tiene a su favor su ubicación lejos de todo. Sin bases militares permanentes ni conflictos territoriales, su aislamiento lo convierte en un lugar difícil de alcanzar y, por lo tanto, poco atractivo como objetivo; sin embargo, con las condiciones de vida extremas, sobrevivir allí sin una infraestructura preparada sería un gran problema.
En contraste, Fiyi ofrece un entorno mucho más amable. Esta nación insular del Pacífico, a más de 4,000 kilómetros de Australia, no tiene enemigos ni un ejército intimidante, y tampoco figura en el radar geopolítico de las grandes potencias. Con recursos naturales suficientes y un clima tropical, Fiyi es una especie de oasis ajeno al conflicto del mundo.
Islandia siempre encabeza los rankings globales de seguridad, y no es casualidad, ya que está alejada de los conflictos. Sin ejército permanente, con energías limpias y abundancia de agua, la isla del norte del Atlántico combina estabilidad con autosuficiencia.
Por otro lado, Suiza tiene una tradición de neutralidad, está rodeada por montañas y cuenta con una red de refugios subterráneos impresionante. El país alpino ha sabido mantenerse al margen incluso en los peores episodios de la historia reciente, y aunque no busca conflictos, está lista para defenderse si es necesario.
La lista también incluye países como Irlanda, Sudáfrica y Nueva Zelanda, cada uno por razones distintas. Irlanda por su política exterior pacífica, Sudáfrica por sus recursos y distancia geográfica, y Nueva Zelanda por su aislamiento, su estabilidad y su bajo perfil diplomático.