Descubren fósil con tejidos internos conservados tras 444 millones de años

Descubren fósil con tejidos internos conservados tras 444 millones de años

Foto: FreePik

Una nueva especie fósil fue identificada luego de 25 años de investigación continua por parte de científicos de la Universidad de Leicester, Reino Unido. El hallazgo fue publicado recientemente en la revista Palaeontology y corresponde a un ejemplar de hace 444 millones de años con tejidos internos excepcionalmente conservados.

 

El fósil fue encontrado en la pizarra de Soom, una formación de limos y arcillas ubicada a unos 400 kilómetros al norte de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Esta área se depositó en el fondo marino durante una era en la que ocurrió una de las cinco grandes extinciones masivas del planeta.

 

Dicho espécimen fue nombrado oficialmente Keurbos susanae, aunque también es conocido como "Sue", en homenaje a la madre de la investigadora principal. El fósil fue descubierto por la profesora Sarah Gabbott al inicio de su carrera académica y fue objeto de estudio durante más de dos décadas.

 

La profesora Gabbott, de la Escuela de Geografía, Geología y Medio Ambiente, explicó: "'Sue es una maravilla inconfundible, sin piernas ni cabeza. Sorprendentemente, su interior es una cápsula del tiempo mineralizada: músculos, tendones, tendones e incluso vísceras, todo ello preservado con un detalle inimaginable".

 

Este tipo de conservación es poco común en artrópodos, cuyo registro fósil suele limitarse a estructuras externas como caparazones o extremidades. En el caso de "Sue", la preservación interna ofreció una visión inusual sobre la anatomía blanda de estos organismos.

 

Los investigadores creen que el entorno en el cual se fosilizó "Sue" fue clave para su conservación. La falta de oxígeno y la presencia de sulfuro de hidrógeno en los sedimentos generaron condiciones químicas extremas que pudieron haber favorecido el proceso.

 

No obstante, el estado único del fósil también representó un desafío para su clasificación, dificultando establecer su ubicación precisa dentro del árbol evolutivo. Según los investigadores, sigue sin resolverse cómo se relaciona con otros artrópodos marinos del periodo Ordovícico.

 

La cantera donde se halló el espécimen desapareció casi por completo, lo que complica la posibilidad de hallar más ejemplares con características similares. Esto limita las oportunidades de comparación directa con otras especies fósiles.

 

Gabbott comentó sobre la dificultad del proceso: "Esta ha sido una investigación maratoniana. En gran parte, porque este fósil está tan bien conservado que hay mucha anatomía la cual necesita ser interpretada. Capa tras capa de exquisito detalle y complejidad".

 

Añadió también: "Siempre tuve la esperanza de encontrar nuevos especímenes, pero parece que después de 25 años de búsqueda, este fósil es extremadamente raro, no puedo esperar más". En un tono más personal, la investigadora compartió: "Le digo a mi madre en broma que le puse al fósil Sue en su honor porque es un ejemplar bien conservado".

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