En la época actual, los scooters eléctricos han emergido como una alternativa popular de transporte en las ciudades mexicanas, promovidos por su eficiencia y contribución a la reducción de emisiones contaminantes. Sin embargo, su creciente presencia ha generado debates sobre su seguridad y la necesidad de regulaciones adecuadas. Esto último reflejado en la reciente decisión de la Secretaría de Transporte y Movilidad (STM) de no reconocerlos como un medio de transporte particular.
Beneficios de los scooters: una alternativa sustentable
Uno de los principales atractivos de los scooters eléctricos es su bajo impacto ambiental. Al no utilizar combustibles fósiles, contribuyen a la reducción de emisiones de CO2. En tanto, estudios han demostrado que pueden reducir el uso de automóviles en hasta 48% en ciudades como Portland en Oregón.
Asimismo, su diseño compacto y maniobrabilidad los hacen ideales para evitar el tráfico y desplazarse rápidamente por áreas congestionadas. Además, fomentan una cultura de transporte activo y pueden justificar inversiones en infraestructura como carriles para bicicletas.
Además, también representan una solución accesible para quienes buscan evitar los costos elevados del transporte público o privado.
Riesgos sobre ruedas: lo no tan positivo
Pero no todo son ventajas. A medida que los scooters ganan terreno, también lo hacen los accidentes. Según la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México, en el tercer trimestre de 2024 se registraron 19,207 accidentes de tránsito, con 106 muertes. Si bien estas cifras incluyen motocicletas, reflejan la vulnerabilidad de los usuarios de vehículos ligeros.
La falta de regulación clara y el uso indebido de estos scooters incrementan el peligro. Dado que, muchos usuarios no utilizan casco, rebasan la velocidad máxima permitida de 25 km/h o circulan en banquetas, poniendo en riesgo a los peatones. Además, las modificaciones no autorizadas para incrementar la potencia del motor son una práctica común.
Por lo que, la aceleración rápida, ruedas pequeñas y dificultad para manejar terrenos irregulares aumentan la probabilidad de accidentes. Asimismo, muchos usuarios carecen de entrenamiento adecuado para operar estos dispositivos.
Registros de accidentes
Un ejemplo reciente que evidencia los peligros del uso de scooters ocurrió en Puebla en 2024, cuando una mujer identificada como Silvia Verónica Briones, de 47 años, sufrió graves lesiones en el rostro tras caer en un bache mientras circulaba en su scooter.
La falta de iluminación, el mal estado de la vialidad y la ausencia de equipo de protección fueron factores determinantes. La mujer salió proyectada y sufrió un fuerte impacto en la cabeza, dejando un charco de sangre en el lugar. Paramédicos llegaron rápidamente para brindarle atención médica y la trasladaron a un hospital, donde su condición fue reportada como delicada.
En los últimos cinco años, los accidentes con scooters eléctricos en la Ciudad de México han aumentado más de diez veces. Además, en los últimos tres años, el número de accidentes con equipos de micromovilidad, incluyendo scooters, ha crecido 60%. Inclusive, se han reportado casos de muertes, como en 2019, cuando un usuario de scooter fue atropellado por un taxi en la colonia Juárez de Ciudad de México, lo que resultó en su fallecimiento.
Regulaciones en Puebla
El Reglamento de Tránsito y Vialidad de Puebla establece normas específicas para el uso de scooters. Aunque no se requiere un permiso especial para su uso, los vehículos motorizados deben estar registrados en la Dirección de Tránsito.
Según el Artículo 254, los scooters deben transitar preferentemente por ciclovías y vías públicas, evitando el uso de banquetas. Además, es obligatorio respetar las señales de tránsito y ceder el paso a peatones.
Los usuarios deben utilizar elementos de seguridad, como cascos y ropa reflectante, para mejorar su visibilidad. Cumplir con estas regulaciones es esencial para garantizar la seguridad vial y evitar sanciones.
Aunque los scooters eléctricos ofrecen beneficios claros en términos de movilidad y sustentabilidad, los riesgos asociados a su uso no pueden ser ignorados. La decisión de la STM refleja una preocupación legítima por la seguridad pública. Para maximizar su potencial como medio de transporte eficiente y seguro, es necesario implementar medidas como educación vial, infraestructura adecuada y regulación estricta del uso.