
Este domingo se llevó a cabo en el estado la elección extraordinaria en los municipios de Chignahuapan, Venustiano Carranza, Ayotoxco de Guerrero y Xiutetelco, después de que el pasado 2 de junio se presentaron disturbios que provocaron la cancelación de esa elección.
Sin embargo, pese a que el Instituto Electoral del Estado (IEE) así como el Instituto Nacional Electoral (INE) hicieron vehementes llamados a la población para acudir a votar y hasta hubo una ridícula veda electoral, la realidad es que muy pocos hicieron caso. Hubo desinterés generalizado de la sociedad. Como se dice vulgarmente, nadie peló las elecciones extraordinarias.
Este desértico escenario parece ser el anuncio de una fracasada elección del Poder Judicial, y al igual que la obra literaria del escritor Gabriel García Márquez, que explora temas como la inevitabilidad del destino, la elección judicial podría correr la misma suerte.
La neta, este proceso no despertó gran interés en la población, como muchos presupuestaban. Haciendo de lado las amenazas contra la seguridad, que sí se cumplieron en Chignahuapan horas antes de la jornada, pero que afortunadamente no puso en riesgo la elección, la triste realidad es que estos comicios pasaron sin pena ni gloria.
Y es que estás elecciones extraordinarias fueron el laboratorio perfecto para conocer o “descubrir” como será el proceso electoral judicial para elegir a Jueces y Magistrados, que se llevará a cabo el 1 de junio. Aun antes de estas desangeladas elecciones, los expertos ya hablan de que la elección judicial será un rotundo fracaso.
Lo que parecía que sería una jornada electoral intensa, en la cual los pobladores elegirían a sus próximas autoridades municipales, no fue así. Si se toma como ejemplo que los candidatos son personajes ampliamente conocidos en estos municipios y pocos asistieron a votar, no hace falta ser muy analista político para vaticinar lo que se vivirá en la elección judicial.
El desinterés de la población en esta elección extraordinaria fue palpable, lo cual enciende los focos rojos, pero no por el tema de seguridad, sino por lo que significaría en el futuro para el país: una elección judicial que nadie pidió y que está destinada al fracaso.