
El río Atoyac, ubicado en el estado de Puebla, es uno de los cuerpos de agua más contaminados de México. Recientemente, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció su próxima visita a Puebla para iniciar un plan de rescate del río que anunció desde octubre pasado, lo que nos lleva a enlistar las causas de su contaminación y los intentos previos de restauración.
El río atraviesa los estados de Puebla y Tlaxcala, y ha sido durante décadas víctima de la contaminación. A lo largo de los años, este río ha soportado vertidos industriales, aguas residuales domésticas sin tratamiento y la destrucción de sus ecosistemas a través de la urbanización desmedida y la actividad agrícola descontrolada.
Uno de los principales factores de su contaminación es la industria. La región, que alberga fábricas de gran tamaño, como las de Volkswagen, Bayer y BASF, ha sido responsable de liberar grandes cantidades de aguas residuales no tratadas en el río. Además, los vertidos de 146.3 toneladas de materia orgánica y 62.8 toneladas de sólidos suspendidos al día, provenientes tanto de industrias como de viviendas urbanas, son solo una muestra de la magnitud del daño.
A esto se suman las prácticas agrícolas poco reguladas y la falta de infraestructura adecuada para el tratamiento de aguas residuales. Según estudios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el río ha acumulado también una alta concentración de nutrientes que alteran su ecosistema y lo hacen inhóspito para muchas especies acuáticas.
En tanto, la contaminación ha llevado a un aumento en enfermedades gastrointestinales, infecciones cutáneas, problemas respiratorios, y casos de enfermedad renal crónica y leucemias infantiles, además de la pérdida de flora y fauna nativa.
Intentos fallidos de rescate
A pesar de los esfuerzos llevados a cabo durante los últimos años, el río Atoyac sigue siendo un claro ejemplo de los límites de las políticas ambientales en México.
Desde finales del siglo XX, el saneamiento del río Atoyac ha sido un tema recurrente en las agendas gubernamentales. Sin embargo, a pesar de las promesas, los resultados han sido insuficientes.
En 2008, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) destinó recursos a proyectos para limpiar el Atoyac, pero la falta de continuidad en los programas, la falta de coordinación interinstitucional y la escasa participación de la industria resultaron en fracasos rotundos.
En 2016, el Ayuntamiento de Puebla creó el comité "¡Vive Atoyac!" con el objetivo de conciliar estrategias de rescate entre diferentes actores locales. Aunque este comité ha promovido la conciencia sobre la importancia del río, se criticó que no tuvo el impacto necesario debido a la falta de estudios técnicos profundos y a la insuficiente participación de expertos en el diseño de estrategias efectivas.
En 2021, el exgobernador de Puebla, Miguel Barbosa, presentó un plan que incluía la instalación de tubería subterránea para mejorar el saneamiento en áreas cercanas al río. Este plan buscaba reducir la cantidad de aguas residuales que llegan al río sin tratamiento.
El nuevo plan: ¿un cambio real?
La presidenta Sheinbaum ha prometido un enfoque integral para la restauración del río Atoyac. Este nuevo plan de rescate no solo contempla la limpieza del cauce del río, sino que también aborda las raíces del problema: la falta de infraestructura para el tratamiento de aguas residuales y la necesidad de regular los vertidos industriales.
El plan incluye la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales que se encargarán de limpiar tanto las aguas industriales como las provenientes de las viviendas. Además, el gobierno federal también buscará impulsar una legislación más estricta para regular las industrias y evitar que continúen vertiendo residuos sin tratar. También se contempla la restauración de los ecosistemas dañados, promoviendo la reforestación y la recuperación de áreas verdes a lo largo de las riberas del río.
Se espera que la colaboración de los gobiernos de Puebla y Tlaxcala, junto con la participación de las comunidades locales, sea clave para que este plan tenga éxito. El gobierno ha destacado la importancia de la conciencia social y la participación ciudadana para garantizar que no se repitan los errores del pasado.