Según el informe provisional de Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la economía de México experimentará una recesión en 2025, con un descenso del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.3 % durante este año.
Esta disminución se extendería hasta 2026, con una contracción de 0.6 %, como consecuencia de la posible imposición de aranceles de 25 % por parte de Estados Unidos a las importaciones mexicanas. Incluso, algunas calificadoras, como Standard and Poor's y Moody's, ya habían advertido sobre este panorama.
¿Qué es una recesión?
Una recesión es un período de declive económico caracterizado por una disminución del PIB durante dos o más trimestres consecutivos. Durante una recesión, la actividad económica se desacelera, lo que provoca una disminución en la producción, el empleo y los ingresos.
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En términos reales, la recesión es la fase en la que la economía se contrae en vez de crecer, lo cual produce una reducción general de los bienes y servicios que hay en el mercado. Cae el consumo, la producción de bienes y servicios y la inversión; provoca el despido de trabajadores, aumenta el desempleo, reduce el consumo y se entra en una espiral descendente.
El Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México (CFCEM), cuerpo técnico colegiado de carácter independiente que opera bajo los auspicios del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), identificó seis recesiones en las últimas décadas.
La recesión de 1981 a 1983: fue una crisis económica severa que afectó profundamente al país, el cual había acumulado una gran deuda externa en la década de 1970, lo que lo hizo vulnerable a los cambios en las condiciones económicas internacionales. A esto se sumó la caída del precio del petróleo en 1981 y la implementación de políticas económicas expansivas en la década de 1970, que generaron una burbuja económica que estalló en 1981.
Con una duración de 15 meses, entre 1985 y 1986: se presentó nuevamente una recesión, causada por los efectos de la expropiación de la banca y las políticas de ajuste en el gasto y la inversión pública.
La recesión de 1994-1995: duró solo 6 meses, pero tuvo un impacto profundo en la economía del país. Esta crisis, conocida como el "Error de diciembre", se caracterizó por una combinación de factores internos y externos que se habían ido acumulando durante los años previos. Entre las causas que contribuyeron a esta crisis se encuentran los desajustes en la balanza de pagos, la devaluación del peso mexicano y las políticas monetarias y fiscales inadecuadas.
La recesión de 2000-2002: en México fue causada por la desaceleración económica en Estados Unidos, principal socio comercial del país, que experimentó una recesión conocida como la crisis de las puntocom o burbuja de las tecnologías. Esto provocó la caída de las exportaciones, especialmente en el sector manufacturero, y aumentó las tasas de interés para controlar la inflación.
La recesión de 2008-2009: tuvo una duración de 11 meses y fue considerada la tercera más profunda en la era moderna de México. La economía se contrajo un 6.5 % en 2009 y la tasa de desempleo aumentó de 3.5 % en 2008 al 5.3 % en 2009. La pobreza y la desigualdad económica se agravaron, también tuvo afectaciones en la industria automotriz, la construcción y otros sectores de la economía mexicana.
Desde octubre de 2019 hasta septiembre de 2020: con una duración de 12 meses, se presentó la última recesión que ha tenido el país. Esta fue causada por la implementación de políticas por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuales generaron incertidumbre entre los inversionistas y las empresas. La economía se contrajo un 0.3 % en 2019 y 8.2 % en 2020, y la tasa de desempleo aumentó de 3.4 % en 2019 a 4.4 % en 2020.
¿A un ciudadano común, cómo le afecta una recesión económica?
Los efectos de una recesión económica pueden afectar gravemente a los ciudadanos comunes y corrientes. Una crisis económica puede llevar a una disminución de la demanda de productos y servicios, lo cual, a su vez, puede provocar despidos o reducciones de horas laborales, afectando directamente la capacidad del ciudadano para generar ingresos y mantener su nivel de vida.
Por consecuencia, se puede presentar una disminución de los ingresos, reduciendo la capacidad del consumidor para comprar bienes y servicios, afectando su calidad de vida y su capacidad para satisfacer necesidades básicas. Aunado a ello, la inflación aumenta, reduce el poder adquisitivo del ciudadano y afecta su capacidad para comprar bienes y servicios.
