
Un hombre australiano de aproximadamente 40 años se convirtió en la primera persona en el mundo en vivir más de tres meses con un corazón artificial de titanio, fuera de un entorno hospitalario. El paciente recibió el dispositivo BiVACOR, un corazón mecánico total diseñado para personas con insuficiencia cardíaca en espera de un trasplante.
El procedimiento se llevó a cabo en el Hospital St. Vincent de Sídney (Australia), donde el hombre permaneció hospitalizado hasta su recuperación inicial. Posteriormente, se le permitió continuar su tratamiento en casa, lo que representa un hito en la aplicación de corazones artificiales. En marzo, tras 100 días con el dispositivo, recibió un trasplante de corazón humano.
Un avance en la tecnología de corazones artificiales
BiVACOR es un dispositivo de última generación que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes con insuficiencia cardíaca. Funciona con un rotor suspendido magnéticamente que impulsa la sangre en pulsos regulares por todo el cuerpo. A diferencia de otros dispositivos mecánicos, este corazón artificial cuenta con una sola pieza móvil, lo cual en teoría reduce el riesgo de fallas mecánicas.
El dispositivo se conecta a un controlador externo a través de un cable insertado bajo la piel. Durante el día, el sistema funciona con baterías portátiles, mientras que por la noche puede conectarse a una fuente de alimentación eléctrica.
"Este es sin duda un avance importante en este campo", afirmó Julian Smith, cirujano cardíaco del Instituto Cardíaco Victoriano de la Universidad Monash en Melbourne.
De todas maneras, aún existen desafíos por resolver. Sarah Aitken, cirujana vascular de la Universidad de Sídney, destacó la innovación del BiVACOR, pero señaló que aún quedan interrogantes sobre su funcionalidad a largo plazo y su viabilidad económica. "Este tipo de investigación es realmente difícil de hacer porque es muy costosa" y requiere estudios prolongados, explicó la especialista.
Primeros ensayos clínicos en Estados Unidos
Su desarrollo fue impulsado por el ingeniero biomédico Daniel Timms, fundador de la empresa que lleva el mismo nombre. La compañía tiene su sede en Huntington Beach, California, y en Southport, Australia.
En Estados Unidos, el primer ensayo clínico se llevó a cabo el año pasado bajo la dirección del cardiólogo Joseph Rogers, especialista en insuficiencia cardíaca y presidente del Instituto del Corazón de Texas. En este estudio, cinco hombres de entre 40 y 60 años recibieron una versión anterior del dispositivo y permanecieron hospitalizados durante un mes hasta que pudieron recibir un trasplante de corazón.
Rogers destacó la importancia del reciente caso en Australia, ya que representa la primera vez que un paciente con el BiVACOR pudo vivir en casa sin supervisión médica constante. "No recibían monitorización constante por parte de equipos médicos", explicó el especialista.
Fue diseñado como un puente temporal hacia el trasplante de corazón, pero algunos especialistas consideran que podría convertirse en una solución permanente para personas que no pueden recibir un órgano debido a su edad o condiciones médicas preexistentes. Sin embargo, esta posibilidad aún debe ser evaluada en ensayos clínicos a largo plazo.
Actualmente, en Estados Unidos, cerca de 7 millones de adultos padecen insuficiencia cardíaca, pero en 2023 solo se hicieron 4,500 trasplantes, en gran parte debido a la escasez de donantes.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la expansión del ensayo clínico a otras 15 personas, lo que permitirá evaluar más a fondo la seguridad y efectividad del dispositivo. En paralelo, la FDA también aprobó en febrero el primer ensayo de trasplante de órganos de cerdo, otra alternativa en desarrollo para abordar la crisis mundial de donantes. (Notipress)