
Durante junio de 2023, la empresaria de Minnesota, Breanna Bortner, de 30 años, notó que su perro, Mochi, un cockapoo de pelaje rizado, presentaba un comportamiento extraño, mostrando una inusual insistencia con su pecho derecho, el cual olfateaba, rascaba y acercaba a su hocico. Aunque parecía ser simple curiosidad canina, otro perro de la familia, Gunner, también de la raza cockapoo, empezó a actuar de la misma manera.
A pesar de que Bortner ya había comenzado a experimentar fatiga ese año, no le había dado importancia, hasta que una picadura de mosquito en el pecho hizo que sintiera un bulto, por lo que acudió al médico de inmediato. Sin embargo, pocos días después fue diagnosticada con cáncer de mama triple negativo en etapa 2B, uno de los tipos de cáncer más agresivos que no responden a la terapia hormonal.
“Realmente subestimamos lo inteligentes que son los perros solo porque no pueden hablar, pero sus acciones nos muestran lo que perciben o de lo que son conscientes”, comentó Bortner, quien tres meses antes, durante un examen médico de rutina no había detectado ninguna anomalía, y ahora tiene una masa de 3.8 centímetros.
De acuerdo con el New York Post, el cáncer de mama triple negativo es muy difícil de tratar debido a la ausencia de los tres receptores hormonales más comunes: el estrógeno, progesterona y HER2. Además, es más común de lo que se cree, ya que es el segundo más diagnosticado entre las mujeres de Estados Unidos, estimando que 1 de cada 8 mujeres lo padecerá en su vida.
Tras el diagnóstico, Bortner fue sometida a un tratamiento intensivo que consistió en 16 rondas de quimioterapia y una doble mastectomía, un proceso que fue física y emocionalmente agotador. Sin embargo, la detección temprana fue de utilidad para que el cáncer no se extendiera a otras partes del cuerpo.
Para la primavera de 2024, los médicos anunciaron a Bortner que estaba libre de cáncer, pero Mochi, quien estuvo todo el tiempo presente durante el proceso, desde la detección hasta la recuperación, comenzó a presentar signos de ansiedad por separación. Según los expertos en comportamiento canino, esto se debió a que durante ese tiempo estuvo a lado de su dueña, y la vuelta a su rutina lo dejó inseguro.
Mochi comenzó a tener comportamientos inusuales, como tirar la basura cuando estaba solo, por lo que Bortner tuvo que recurrir a un entrenador para devolverle su estabilidad emocional. “Él fue un propósito más grande para mí”, aseguró la mujer, recordando cómo su perro no solo le salvó la vida, sino que la acompañó todo este tiempo.