En los últimos años, el uso de la inteligencia artificial (IA) para elaborar trabajos académicos ha ido incrementando, esto gracias a la capacidad que tiene esta tecnología para redactar textos con facilidad y precisión. Sin embargo, debido a que este se basa en emular el estilo de escritura académica de la literatura científica y trabajos de investigación, suele utilizar ciertas palabras o frases con frecuencia.
Según los expertos, el término más común en un texto generado por IA es “investigación”, un concepto fundamental en los trabajos académicos que se basan en la recopilación, el análisis y la presentación de datos. Seguido de “métodos” y “análisis”, conceptos esenciales en la estructuración de metodologías y enfoques analíticos, por lo tanto, la IA se encarga de priorizar estos términos por su relevancia.
Asimismo, palabras como “introducción”, “discusión”, “resultados” y “conclusión” son ampliamente usadas como parte de la estructura básica de un texto académico. Otros términos como “estudio” y “análisis” también son usados con frecuencia por la IA, sobre todo para ayudar a la comprensión y el desarrollo de una investigación.
Para trabajos sobre ciencias sociales, la IA usa palabras especializadas, por lo que es común hallar “teoría”, “hipótesis” y “muestra”, términos usados para la formulación de marcos teóricos y el estudio con datos cuantitativos. En cuanto a trabajos con relación a las ciencias naturales o ingeniería, es común ver palabras como “variable”, “experimento” o “modelo”.
La IA tiene la capacidad de adaptar su lenguaje a conveniencia del usuario. Sin embargo, puede llegar a repetir excesivamente palabras como “resultados”, “análisis”, “investigación” y “estudio”, y utilizar términos de manera redundante, afectando la fluidez del texto.
De acuerdo con los expertos en redacción, los textos académicos deben articular ideas complejas de manera clara, precisa y variada, por lo que recurrir a ciertos términos de manera repetida puede resultar en una completa falta de originalidad, algo considerado como un defecto en el estilo académico.
Aunque estas herramientas tecnológicas facilitan ciertas tareas, reduciendo tiempos y mejorando la calidad, es importante hacerlo de manera ética y revisar que la información proporcionada sea real y concordante, por lo que es necesario que el usuario adapte el texto para obtener un mejor resultado.
Ante esta situación, algunas personas han criticado que la simplifación y automatización de estas tareas mediante el uso de esta tecnología puede resultar en la disminución de la capacidad de las personas para desarrollar habilidades críticas y analíticas, incrementando la dependencia a su uso.
