
El programa "Jóvenes Construyendo el Futuro" ha sido un tema de debate en México desde su implementación. Este programa, dirigido a jóvenes entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan, ha tenido un impacto significativo en la sociedad mexicana.
Lanzado en 2019 por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador con el objetivo de brindar apoyo económico y capacitación laboral a jóvenes mexicanos, fue impulsado por el gobierno federal en colaboración con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Dicho programa busca capacitar a los beneficiarios en diversas áreas, como administrativas, oficios, industrial y electricidad, agropecuarios o ventas, durante un período de 12 meses y, al tiempo, reciben un apoyo económico mensual.
Lo más destacado: casi 3 millones de jóvenes beneficiados
Desde su creación, y con una presencia en 2,460 municipios del país, ha beneficiado a casi tres millones de jóvenes en todo el país. Según datos oficiales de STPS, hasta marzo de 2025 se han inscrito 2’973,461 jóvenes, con una mayoría femenina de 60 %.
En tanto, el impacto del programa no se limita solo a las inscripciones. Datos del gobierno federal indican que la probabilidad de que un joven consiga empleo después de participar en el programa es de 46.6 %, aunque la cifra es menor para las mujeres, situándose en 30%.
Por lo que el programa ha demostrado ser progresivo, beneficiando más a hogares con menores ingresos, donde los jóvenes actualmente reciben una beca mensual de 8,480 pesos, ayudando a reducir la desigualdad económica. Además de tener acceso a servicios de salud a través del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Y con 103,000 millones de pesos invertidos, se trata del programa social con mayor presupuesto destinado a jóvenes en la historia de México.
Lo no tan positivo: irregularidades, falta de transparencia y posible colapso
En diferentes momentos, se han detectado casos de becarios que también son funcionarios públicos, lo que genera un posible perjuicio a las finanzas públicas. También han persistido los reportes de pérdida de tarjetas bancarias de beneficiarios o la llegada de reportes de empresas fantasma que inscriben a jóvenes solo para recibir el apoyo sin ofrecer capacitación real.
Y, por otro lado, algunos críticos argumentan que el programa puede alentar la deserción escolar, ya que los jóvenes pueden recibir apoyo económico sin necesidad de estudiar, de la misma forma que puede generar dependencia del apoyo gubernamental, lo que no fomenta la búsqueda activa de empleo por parte de los beneficiarios.
Asimismo, algunos economistas advierten que el programa es costoso y que a largo plazo podría ser difícil de sostener sin ajustes en el presupuesto.
En tanto, la posible falta de supervisión adecuada de las empresas tutoras ha llevado a que algunos jóvenes sean utilizados como mano de obra barata sin recibir oportunidades reales de aprendizaje
Un programa con futuro pero con desafíos
En conclusión, el impacto de Jóvenes Construyendo el Futuro en la vida de millones de jóvenes es innegable. Muchos han encontrado en este programa una oportunidad para desarrollar habilidades y acceder a un empleo formal. Sin embargo, su éxito a largo plazo dependerá de que el gobierno logre garantizar su sostenibilidad y efectividad en la inserción laboral real.
Con su reciente elevación a rango constitucional, el programa está destinado a permanecer; sin embargo, también enfrenta desafíos en términos de sostenibilidad laboral y dependencia del apoyo económico.