A lo largo de su vida, muchas personas acceden a diversos tipos de créditos para poder enfrentar sus gastos. Pero suele pasar que, en ocasiones, lamentablemente llegan a fallecer sin haber liquidado su deuda.
¿Qué sucede en estos casos? ¿Las deudas se heredan?
Si, las deudas también se heredan cuando fallece el titular de un crédito: es decir, son los herederos los que reciben los bienes, así como los préstamos de la persona fallecida.
De acuerdo a la ley, las deudas no desaparecen automáticamente con la muerte del deudor, por el contrario, forman parte de la masa hereditaria y deben ser saldadas con los activos que el fallecido dejó atrás.
El Código Civil establece que, si los beneficiarios deciden heredar, tendrán que hacerlo con los bienes, derechos, obligaciones y deudas de la persona fallecida. Por tanto, muchas veces es recomendable saber si el fallecido ha dejado deudas y cuál es el importe, y de esta forma saber si es rentable la herencia o es mejor renunciar a ella.
Para el pago de la deuda dejada por el fallecido solo se podrá afectar los activos de la propia herencia, por lo que el acreedor no podrá embargar o requerir el pago con el patrimonio personal de los herederos. Es decir, las deudas se cubrirán única y exclusivamente con la herencia del fallecido.
Pero, si no se puede pagar con el patrimonio y no hay nadie que comparta la responsabilidad de la deuda, esta podría quedar impaga. De igual forma, si no hay dinero en su patrimonio, las deudas normalmente se quedarán sin pagar.
La Condusef también ha dejado claro que, en el caso de tarjetas de crédito e hipotecas, las deudas quedan condonadas al fallecer la persona, siempre que no se tengan tres meses con falta de pago. Señala que la mayoría de los créditos y deudas adquiridas por la persona fallecida pueden estar cubiertos por seguros de vida preexistentes.
Por tal motivo, es importante que los beneficiarios notifiquen a las instituciones financieras sobre el fallecimiento de un familiar para iniciar el proceso de liquidación de deudas y también, revisar cualquier seguro de vida preexistente que pueda cubrir las deudas del difunto, lo que ayudaría a aliviar la carga financiera.
