
Este sábado 8 de marzo, falleció Isabel Miranda de Wallace a los 73 años, reconocida por su activismo en la lucha contra el secuestro y por la fundación de la organización Alto al Secuestro. Su labor la convirtió en una de las figuras más influyentes en temas de seguridad y justicia en México.
Miranda de Wallace ganó notoriedad en la década de los 2000 tras la desaparición y presunto asesinato de su hijo, Hugo Wallace. Desde entonces, se dedicó a defender los derechos de las víctimas y fundó Alto al Secuestro, una organización enfocada en visibilizar este delito y exigir mayores esfuerzos por parte del gobierno para combatirlo.
Gracias a su trabajo, recibió en 2010 el Premio Nacional de Derechos Humanos de manos del entonces presidente Felipe Calderón. También colaboró con diversas iniciativas oficiales, como el Comité Especial de Seguimiento y Evaluación de la Estrategia Nacional Antisecuestro, además de trabajar con el Observatorio Nacional Ciudadano.
A lo largo de su trayectoria, la figura de Miranda de Wallace no estuvo exenta de controversias. Mientras que muchos la veían como un referente en la lucha contra el secuestro, otros la criticaban por supuestas irregularidades en el caso de su hijo. Periodistas y activistas en derechos humanos señalaron la posible fabricación de pruebas, lo que suscitó un intenso debate sobre su papel en el sistema de justicia.
Su partida generó diversas reacciones en el ámbito político y social. Figuras como el exjefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, expresaron su pesar y resaltaron su contribución en la lucha contra el secuestro. Sin embargo, su legado sigue dividiendo opiniones entre quienes reconocen su impacto y quienes cuestionan su accionar.
Independientemente de las polémicas, Isabel Miranda de Wallace dejó una marca en la historia reciente de México, transformando su tragedia personal en un movimiento que influyó en las políticas públicas y en reformas en materia de seguridad.