Abstinencia digital, un reto para la salud mental y física

Abstinencia digital, un reto para la salud mental y física

Foto: FreePik

El Día de la Abstinencia Digital se celebra cada primer viernes de marzo y tiene como objetivo alentar a las personas a tomar un descanso de la tecnología y a reflexionar sobre el uso de los dispositivos electrónicos. Esta fecha busca, además, fomentar un uso más equilibrado y consciente de la tecnología, promover la desconexión digital como una forma de mejorar la salud mental y física, las relaciones personales y la productividad.

 

Pero, en la actualidad, es algo que sin duda muchos no pueden lograr, ya que han desarrollado una adicción, la cual les resulta difícil desconectarse de sus dispositivos, incluso por un corto período de tiempo. Sin embargo, esta dependencia puede generar varios efectos negativos, tanto sicológicos como físicos, en una persona.

 

Cuando se priva a una persona de su dispositivo, puede experimentar síntomas parecidos a los de la abstinencia, como ansiedad, palpitaciones, cambios de humor, irritabilidad, depresión y pensamientos que pueden llegar a ser poco placenteros. En los adultos, existe poca concentración y una baja en el rendimiento laboral, mientras que en los adolescentes se presenta el déficit de habilidades sociales y un inadecuado manejo de emociones. Además, no les permite desarrollar habilidades básicas de comunicación y expresión, empatía, tolerancia a la frustración y ejercer roles sociales en interacciones cara a cara. En el caso de los pequeños, se presentan rabietas o berrinches cuando se les retira algún dispositivo.

 

Hay estudios que aseguran que la luz artificial es capaz de suprimir la secreción de melatonina, por lo que, al hacer uso del dispositivo por las noches, se interrumpe el ciclo circadiano y disminuye la calidad del sueño. De igual forma, pasar largas horas frente a un dispositivo contribuye a la falta de interacción, lo que puede afectar negativamente la salud mental, generar sentimientos de soledad y depresión.

 

El uso constante de la tecnología puede generar ansiedad y estrés. Las notificaciones constantes, los correos electrónicos y las redes sociales pueden crear una sensación de estar siempre conectado, lo que dificulta desconectar y relajarse.

 

Las redes sociales también pueden crear una cultura de comparación social, donde las personas se evalúan a sí mismas en relación con los demás. Esto puede generar sentimientos de insatisfacciónbaja autoestima y envidia, ya que las personas tienden a compararse con las versiones idealizadas de los demás que se presentan en línea.

 

En cuanto al impacto físico, estudios señalan que el uso de los dispositivos ha incrementado las lesiones neuro-musculoesqueléticas, incluso en los jóvenes, principalmente en la zona cervical, hombros, manos y brazos, así como problemas visuales como fatiga ocular y sequedad.


Se desarrollan enfermedades como el síndrome del túnel carpiano, tendinitis del pulgar, sobrecarga cervical, epicondilitis o codo de tenista, bursitis y problemas visuales.

 

Además, el uso excesivo de los dispositivos da paso a la inactividad física, provocando una vida sedentaria que está relacionada con un mayor riesgo de padecer una variedad de afecciones de salud, que incluyen obesidadenfermedades cardíacascáncer y diabetes.

 

¿Quiénes son más vulnerables?

 

Analistas coinciden en señalar que la adicción no se limita a un grupo demográfico en especial, más aún en los tiempos actuales. Pero continúan siendo los niños y adolescentes los más vulnerables a la adicción, y tiene el potencial de convertirse en una adicción conductual.

 

Pero también tiene un lado positivo el uso de la tecnología, ya que permite el rápido acceso a la información, facilita el aprendizaje, rompe la barrera de la distancia, simplifica las tareas, ofrece entretenimiento, aumenta la productividad y la eficiencia y, además, puede generar nuevos empleos.

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