
Llegó el otro plazo, después de pausar por un mes la aplicación de aranceles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho que ahora sí se aplicarán los aranceles del 25% a los productos que importa de México y Canadá. ¿Habrá una nueva prórroga o está vez es definitiva?
Repasemos un poco, un arancel es el cobro que un país realiza a las importaciones con la finalidad de proteger su industria nacional. De acuerdo con la teoría clásica de economía, los aranceles no tienen sentido, es una práctica intervencionista del estado que genera pérdidas para todos. Por ejemplo, dos países que producen el mismo bien, digamos aguacates, si un país “A” tiene problemas para producirlo y por tanto le resulta más caro, la población del país “A” consumirá el aguacate del país “B” porque es más barato. Si el gobierno del país “A” quisiera que su población consumiera sus aguacates, pondría un arancel al aguacate del país “B”. Al final, los consumidores comprarán aguacate del país “A”, pero a un precio más caro y por tanto consumirán menos. La teoría clásica propone que cada país se especialice en lo que es bueno y luego intercambie en el comercio internacional.
Esta teoría nos la impuso Estados Unidos durante mucho tiempo, en contra de nuestro propio desarrollo industrial; nos obligaron a producir bienes agrícolas y comprarles a ellos bienes industriales. El libre comercio es parte de la agenda neoliberal, ¿por qué ahora el país más neoliberal del mundo se vuelve proteccionista y por qué ahora dicen que la izquierda defiende el libre comercio?
Donald Trump es un político berrinchudo, sin brújula clara, ni modelo económico definido. Gobierna un Estados Unidos en la parte más decadente de la historia, con la deuda más grande y con incapacidad de seguir creciendo. En su afán de “volver a América grande otra vez”, se ha enfrentado al mundo y se ha peleado con todos, incluso sus antiguos aliados, sus vecinos, sus socios, con todos. Estados Unidos no ha dejado de ser neoliberal y las cámaras empresariales están generando una presión enorme para que Trump abandone la bravuconería y se retracte de los aranceles, de ellos el lobby más poderoso es el automotriz y ya lo consiguió, le siguen las empresas agrícolas, pero hay una larga lista. Al final se impondrá el poder económico sobre el político y harán recular a Trump.
Hemos dicho que, según la teoría clásica, interrumpir el comercio internacional genera pérdidas para todos. The Observatory of Economic Complexity realiza un simulador con una base tarifaria del 25%, los resultados se muestran en la siguiente gráfica, las pérdidas serían millonarias. La mayor contracción estaría en la industria petrolera, seguida de la automotriz (que ya consiguió una nueva prórroga), las computadoras y las pantallas, el cableado y el instrumental médico continúan en la lista. La interrelación comercial de México y Estados Unidos es tan grande que las empresas no podrían buscar otros proveedores en un tiempo tan corto, tampoco tendría capacidad la industria estadounidense para producir los sustitutos. Esto significa que el consumidor estadounidense dejaría de consumir, en otras palabras, se empobrecerá.
Elaboración propia con datos de The Observatory of Economic Complexity
Por su parte, Claudia Sheinbaum conoce muy bien estas cifras y ha actuado con cautela. Antes de anunciar medidas oficiales ha convocado al pueblo a una asamblea popular el próximo domingo. Será un evento histórico para refrendar la unidad nacional. Pero que no se equivoque nadie, no se trata de defender al libre mercado, es un acto reivindicatorio de la soberanía y de la democracia participativa. Somos un país de más de 126 millones de personas, nuestro Producto Interno Bruto descansa en la producción para el mercado interno, necesitamos diseñar un modelo de desarrollo endógeno, es decir, desde dentro. Las bases ya están sentadas con el Plan México que pretende desarrollar la industria, nos toca nuestra parte en el consumo prefiriendo productos nacionales sobre los extranjeros.
Donald Trump está violando el Tratado de Libre Comercio que tenemos firmado con su país, pero la capacidad económica de nuestro país es más resiliente que la de Estados Unidos. Si Trump no escucha a sus empresarios y recula, se habrá dado un balazo en el pie. He reiterado en otras columnas que al final se retractará, pero, de no ser así, será una oportunidad para construir un modelo de desarrollo distinto, desde la izquierda, desde la justicia social, inclusiva y para todas y todos. Como diría López Obrador, “nos viene como anillo al dedo”. Así que, sin miedo, ¡Mexica Tiahui!
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras
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