Las guerras por territorio vuelven y el cambio climático será el culpable

Las guerras por territorio vuelven y el cambio climático será el culpable

Foto: Freepik

Aunque el siglo XX parecía ser el final de la era de grandes conquistas territoriales gracias a la disuasión nuclear y los acuerdos internacionales, sucesos recientes como la invasión de Rusia a Ucrania demuestran que esta era de contención podría haber sido solo una pausa en la historia. Sin embargo, el cambio climático se ha convertido en un factor que reconfigurará la política global e impulsará una nueva lucha para controlar territorios estratégicos.

 

De acuerdo con el politólogo Michael Albertus, actualmente el mundo está entrando en una fase donde la expansión territorial volverá a ser un tema central en la política internacional. Y aunque esta vez no se trata de ambición imperialista, será una carrera para asegurar tierras habitables y recursos en un planeta que estará cada vez más afectado por el cambio climático.

 

El experto indica que regiones como el Sahel africano, el sur de Asia y el Medio Oriente están por convertirse en desiertos con tierras infértiles, mientras que el crecimiento drástico en el nivel del mar afectará zonas costeras como Bangladesh y Florida. Esto convierte a territorios con latitudes altas, como Canadá y Rusia, en grandes beneficiarios del reordenamiento climático.

 

Un estudio de la Universidad de Stanford reveló que los climas fríos que se volverán templados tendrán un incremento en su productividad económica, lo que favorecerá actividades como la agricultura. Sin embargo, aunque Rusia se vuelva un territorio más habitable, su dependencia a los combustibles fósiles y la baja tasa de natalidad limitarán su capacidad para explorar estas nuevas oportunidades.

 

Groenlandia es otra área que ha cobrado relevancia geopolítica. Durante su primer mandato, Donald Trump propuso comprar esta isla administrada por Dinamarca, argumentando razones estratégicas, pero fue rechazado. El cambio climático ha provocado que el deshielo del Ártico deje expuestas vastas reservas de minerales necesarios para la transición energética y nuevas rutas marítimas, convirtiendo a Groenlandia en un punto de disputa.

 

Otras regiones del mundo que eran consideradas marginales, como las Islas Malvinas, las Feroe y Nueva Caledonia comenzaron a tener valor y se convirtieron en un objetivo de las grandes potencias para controlar el comercio marítimo y la pesca.

 

Regiones como África Central y República Democrática del Congo son un foco de tensiones debido a sus yacimientos de minerales esenciales para la fabricación de baterías y semiconductores, por lo que grupos armados respaldados por Ruanda intensificaron su presencia en la zona.

 

A diferencia de las conquistas territoriales del pasado, que se centraban en la ambición o la rivalidad ideológica, esta nueva era de expansión se guiará por la supervivencia, el sostenimiento de las economías y garantizar la seguridad ante los estragos del cambio climático.

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