
Dos naves espaciales estadounidenses despegaron el jueves 27 de febrero desde Cabo Cañaveral, Florida, con la misión de buscar agua en el polo sur de la Luna, un recurso clave para futuras misiones tripuladas. Se trata de un módulo de aterrizaje comercial y de un orbitador, ambos equipados con instrumentos avanzados para detectar y analizar el hielo lunar.
El módulo de aterrizaje, llamado Athena, pertenece a la empresa Intuitive Machines y pretende alcanzar una zona cercana al polo sur lunar, más lejos que cualquier misión anterior. Lleva a bordo varios instrumentos de la NASA, incluido un robot perforador diseñado para extraer muestras del suelo lunar y analizar su contenido en busca de agua. Por otro lado, el Lunar Trailblazer, un orbitador de la NASA, cartografiará las reservas de agua en la Luna con una resolución sin precedentes.
Hallar agua en la Luna es una prioridad para la exploración espacial, ya que podría servir como fuente de combustible para cohetes en bases lunares. Desde 2009, los científicos confirmaron la existencia de agua en la superficie lunar, pero aún desconocen su cantidad exacta y ubicación precisa. Las dos nuevas naves espaciales "están buscando piezas realmente importantes de ese rompecabezas", señaló Parvathy Prem, científica del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, citada por Nature.
Perforando el hielo lunar
Athena, cuya llegada a la Luna está programada para el 6 de marzo, transporta el TRIDENT, un taladro especializado que perforará hasta un metro de profundidad para extraer muestras del suelo. Un espectrómetro de masas analizará los gases liberados en busca de signos de agua y otros compuestos volátiles. Según Jackie Quinn, directora del proyecto en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, esta capacidad permitirá obtener "datos críticos sobre cómo se comportan los suelos lunares". Athena lleva además dos exploradores comerciales, uno estadounidense y otro japonés, así como un sistema de comunicaciones 4G que permitirá a estos componentes interactuar entre sí.
La misión también incluye una pequeña tolva robótica llamada Grace, diseñada para impulsarse sobre la superficie lunar y descender en un cráter oscuro, donde se sospecha que puede haber depósitos de hielo. Si logra su objetivo, sería la primera máquina en ingresar a un cráter polar lunar.
Mapeando el agua lunar
Mientras Athena perfora el suelo lunar, el orbitador Lunar Trailblazer seguirá una trayectoria diferente, recopilando datos durante varios meses hasta alcanzar su órbita final alrededor de agosto. Su misión es crear mapas detallados de la distribución de agua en la Luna y analizar la composición química y temperatura de su superficie.
Las regiones polares de la Luna son de gran interés para la NASA, ya que en ellas planea realizar el primer alunizaje tripulado desde 1972. "Todo el mundo quiere ir a los lugares más interesantes de la Luna", afirmó Bethany Ehlmann, científica del Instituto Tecnológico de California y líder del proyecto Lunar Trailblazer. "Mi esperanza es que nuestra misión nos indique el camino hacia ellos".
Retos y avances tecnológicos
Aterrizar en la Luna sigue siendo un desafío. En 2024, la primera nave de Intuitive Machines volcó tras tocar la superficie. Para evitar problemas similares, la empresa mejoró los sensores de altitud de Athena y actualizó los cables del altímetro láser, cuya falla fue una de las causas del accidente anterior.
En paralelo, otras dos misiones comerciales están en camino a la Luna. Una nave de la empresa japonesa ispace y otra de Firefly Aerospace, con sede en Texas, despegaron juntas en enero. Se espera que la segunda aterrice el 2 de marzo cerca del ecuador lunar, aunque en esa región no se espera encontrar grandes reservas de agua. (Notipress)