
El bullying en México sigue siendo un tema muy preocupante. Recientemente, se presentó un caso impactante en el que una adolescente de escasos 13 años fue arrojada desde un segundo piso por sus compañeros de escuela debido a que era fan del K-pop.
Lamentablemente, la violencia escolar sigue siendo un problema grave y persistente; pese a las incontables campañas para evitarla, continúan ocurriendo actos de este tipo, y en algunos casos, estos actos han terminado con la vida de la víctima.
Tan solo hay que recordar la historia de Norma Lizbeth, la menor de 14 años que murió tras ser agredida en su secundaria, convirtiéndose en uno de los casos más mediáticos en 2023. El 21 de febrero de ese año, la joven estudiante de tercer año fue agredida por su compañera con una piedra, tras ser víctima de acoso escolar por su color de piel. El 13 de marzo, la menor perdió el conocimiento después de que se encontraba en su domicilio, y tras recibir atención médica, lamentablemente falleció. Norma Lizbeth sufrió un traumatismo craneoencefálico cuya evolución ocasionó su muerte.
La menor de 14 años Azahara Aylin ‘N’ podría enfrentarse a 3 años de reclusión en un Centro de Internamiento para adolescentes del EdoMex y a una multa de hasta 500 mil pesos, de ser declarada culpable por el delito de homicidio calificado en contra de Norma Lizbeth pic.twitter.com/Eqb5ap8TTA
— Yuliana Escobedo (@YulianaEscobedo) March 23, 2023
Su agresora fue detenida y sentenciada a la pena máxima que puede alcanzar una menor de 14 años, de acuerdo con la norma penal vigente para adolescentes: únicamente tres años de internamiento en un centro especializado para menores.
En Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, se registró otro caso de bullying escolar que fue difundido a través de redes sociales. En la grabación se observa a un joven estudiante del CETIS 132 quedar inconsciente tras recibir una fuerte golpiza por parte de sus compañeros. En este caso, la institución no fijó una postura al respecto, ni se tuvo más conocimiento sobre los presuntos agresores.
El año pasado, en el estado de Hidalgo, un menor de 7 años perdió el ojo tras ser agredido por un compañero dentro de la Escuela Primaria Juan Escutia. De acuerdo con los hechos, el director de la institución llamó a los padres del menor para avisar que se había pegado en la cabeza, pero cuando su mamá le preguntó al pequeño lo que había ocurrido, este le explicó que otro niño le había enterrado un vidrio en el rostro.
Algunos reportes refieren que el menor agresor continuó yendo a clases y que la familia se negó a aceptar su responsabilidad en los hechos.
De igual forma, semanas antes, en el mismo estado de Hidalgo, se presentó otro caso de bullying, donde Adriel, un menor de 11 años, perdió la vida. Después de la golpiza recibida por dos de sus compañeros de clase, el menor entró en coma y fue declarado con muerte cerebral, ya que era imposible su recuperación.
Los agresores no recibieron ningún castigo, bajo el argumento de que no son responsables penalmente debido a su edad, lo cual impide que se les pueda aplicar alguna sanción por las agresiones físicas que se les atribuyen, consistentes en empujar al niño al suelo, patearlo y golpearlo.
Desafortunadamente, uno de los casos de bullying más recientes que levantó mucha indignación fue el que se presentó en el municipio de Zacatlán. La primera semana del mes de febrero, un menor de 7 años se suicidó en la comunidad de Ayehualulco tras ser víctima de bullying por parte de su maestra. Familiares del menor acusaron que la maestra lo golpeaba y no lo dejaba salir al recreo.
La Secretaría de Educación del estado tomó conocimiento del caso y ya investiga los hechos, al igual que la FGE, para aplicar las sanciones correspondientes en caso de que exista responsabilidad de alguna persona que orilló al menor a tomar esta fatal decisión.