El concepto de una persona desaparecida genera una gran preocupación social, pero existe una distinción fundamental que muchas veces se desconoce: la diferencia entre “persona desaparecida” y “persona no localizada”.
En Puebla, esta distinción no solo tiene implicaciones legales, sino que también marca el curso de las investigaciones y la forma en que las autoridades y la sociedad abordan la situación.
¿Qué significa "desaparecida"?
Una persona desaparecida es aquella cuya localización es desconocida y su paradero no puede ser determinado. Este concepto se utiliza cuando se tiene certeza de que la persona fue sometida a un acto criminal o está en una situación de riesgo que impide su localización.
Las desapariciones en este contexto son reportadas generalmente por familiares o conocidos, quienes denuncian ante las autoridades que han perdido el contacto con el individuo de manera abrupta, sin que haya ninguna explicación lógica ni indicios claros de su paradero.
El Código Penal Mexicano establece que cuando una persona es reportada como desaparecida se debe iniciar una investigación de inmediato. En este sentido, las desapariciones involucran la presunción de que la persona está en peligro, lo que impulsa a las autoridades a tomar medidas urgentes. En Puebla, las denuncias de desaparición están bajo la competencia de la Fiscalía General del Estado (FGE), que inicia la búsqueda activa de la persona.
En el caso de Puebla, la Red de Desaparecidos de la FGE ha documentado hasta enero de 2025, alrededor de 1,200 casos de desapariciones que incluyen tanto desapariciones forzadas como de otros tipos.
El delito de desaparición forzada ha sido uno de los que más ha llamado la atención en el estado, en el contexto de la violencia relacionada con el crimen organizado y otros factores de inseguridad.
¿Qué significa "no localizada"?
Por otro lado, el término "no localizada" se refiere a una persona cuyo paradero es incierto, pero su desaparición no necesariamente tiene una connotación de acto criminal. En este caso, la persona puede haber abandonado su hogar o su lugar de residencia por razones personales, sin que haya habido intervención de terceros o un incidente violento que justifique su desaparición.
Este concepto se utiliza generalmente cuando las autoridades han intentado contactar a la persona en cuestión sin éxito, pero no se cuentan con pruebas claras de que esté en una situación de peligro. Las personas no localizadas suelen ser aquellas cuyo paradero es incierto, pero que se presume que podrían estar vivas y que no han sufrido una desaparición violenta.
En muchos casos, los problemas de comunicación, malentendidos familiares o situaciones de conflicto personal pueden ser las razones detrás de la no localización. Aunque no es lo mismo que una desaparición en sentido estricto, las autoridades también abordan estos casos con seriedad, haciendo investigaciones preliminares para asegurar el bienestar de la persona.
Diferencias clave
Aunque ambos términos pueden parecer similares, es importante entender las diferencias claves que los separan:
1. Gravedad de la situación: Una persona desaparecida es, por lo general, alguien que podría estar en grave peligro, mientras que una persona no localizada podría estar en una situación menos alarmante, como conflictos personales o cambios de ubicación sin aviso.
2. Acción de las autoridades: Las desapariciones se investigan con mayor urgencia y prioridad. Las autoridades activan protocolos de búsqueda inmediatos, que incluyen la localización física y la investigación de las circunstancias detrás de la desaparición. En el caso de las personas no localizadas, el proceso es menos urgente, pero se siguen procedimientos de búsqueda y verificación.
3. Causas del hecho: En una desaparición, se presume la intervención de terceras personas o circunstancias externas, como delitos o accidentes graves. Por otro lado, en los casos de no localización, no necesariamente se vincula el hecho con actos violentos o delictivos.
4. Resultados esperados: El objetivo en los casos de desaparición es encontrar a la persona en vida, mientras que en los casos de no localización la prioridad es confirmar que la persona se encuentra bien y en un entorno seguro.
Las cifras en Puebla de ambos casos
El estado de Puebla ha registrado un aumento notable tanto en las desapariciones como en los casos de no localización en los últimos años.
Según la Fiscalía General del Estado, al final de 2024, el número de personas desaparecidas oficialmente era de alrededor de 1,300 personas. Este número incluye casos de desapariciones involuntarias, desapariciones forzadas y desapariciones relacionadas con actividades criminales, en especial en la zona metropolitana y en las regiones limítrofes con el estado de Veracruz.
En comparación, los casos de personas no localizadas superaron los 2,000 reportes en 2024, un número que refleja la cantidad de personas que, por razones diversas, han perdido contacto con sus familias o no han podido ser ubicadas, pero sin que haya evidencia de que se encuentren en situación de peligro inmediato.
Acciones de las autoridades y organizaciones civiles
En respuesta al incremento de desapariciones y no localizaciones, el gobierno estatal, en conjunto con diversas organizaciones no gubernamentales (ONGs), ha lanzado campañas de sensibilización y búsqueda activa. Estas campañas buscan educar a la sociedad sobre los protocolos de denuncia y la importancia de actuar rápidamente en los casos de desaparición.
Además, las autoridades locales han reforzado la alerta Amber, que se activa en caso de desaparición de menores, y el Protocolo Alba, un sistema especializado para la localización de mujeres desaparecidas. Estas acciones buscan garantizar que tanto las personas desaparecidas como las no localizadas reciban atención adecuada y oportuna.