Día de San Felipe de Jesús, ¿el patrono de los “ninis?

Día de San Felipe de Jesús, ¿el patrono de los “ninis?

Foto: X / @Cuauhtemoc_152

Cada 5 de febrero, la Iglesia Católica conmemora a San Felipe de Jesús, un fraile franciscano, misionero y mártir que se convirtió en el primer santo mexicano. Su historia, marcada por la transformación y el sacrificio, sigue siendo una fuente de inspiración para muchos creyentes.

 

Felipe de las Casas Ruiz nació el 1 de mayo de 1572 en la Ciudad de México y creció en una familia acomodada de ascendencia española. Desde pequeño tuvo un carácter inquieto y travieso, por lo que sus padres le contrataron una nana que evitara que se perdiera o sufriera algún accidente.

 

Se dice que en el huerto de su casa había una higuera marchita y, cuando el niño hacía travesuras, su nana decía: “¿Felipillo santo? Sí, cuando la higuera reverdezca”. Pero años más tarde, tras volverse un mártir, el árbol volvió a florecer.

 

 

Debido a que en su juventud Felipe no tenía ningún interés en el estudio ni en el trabajo, es considerado por algunos sacerdotes como el patrono de los “ninis”, jóvenes y adolescentes que ni estudian ni trabajan. Sin embargo, un día decidió unirse a los franciscanos, pero la estricta vida de un convento le resultó insoportable, por lo que abandonó la orden y regresó a su casa para dedicarse al oficio de platero.

 

Al ver que no tenía estabilidad, su padre decidió enviarlo a las Islas Filipinas. En Manila, Felipe se dejó seducir por los lujos y placeres hasta que un sentimiento de vacío lo invadió. Harto de su vida de excesos, Felipe comenzó a escuchar en su interior el llamado de Cristo: “Si quieres venir en pos de mí, renuncia a ti mismo, toma tu cruz y sígueme”.

 

Casas Ruiz cambió su nombre a Felipe de Jesús, aceptó su misión y regresó con los franciscanos. Unos años después, sus superiores le dieron la oportunidad de regresar a México y emprendió un viaje de regreso. Sin embargo, una tormenta desvió su embarcación a las costas japonesas.

 

 

Tras advertir que en Japón había presencia franciscana decidió quedarse y unirse a sus hermanos, desatando la ira del daimio Toyotami Hideyoshi, quien creía que los cristianos eran una amenaza para su poder. La persecución no tardó en llegar y, pese a que Felipe no era un sacerdote y pudo salvar su vida bajo su condición de náufrago, decidió compartir el destino de sus compañeros.

 

Años después, el 5 de febrero de 1597, fue martirizado en Nagasaki junto con otros 25 cristianos, convirtiéndose en el primer en morir de su grupo, conocidos hoy como los Veintiséis Mártires de Japón.

 

Finalmente fue beatificado en 1627 y el papa Urbano VIII lo canonizó en 1862. En Japón, en el sitio donde ocurrió su martirio, se construyó un complejo arquitectónico con una iglesia y un museo que recuerdan a los mártires que dieron su vida por su fe.

 

 

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