Desde su aparición, muchos influencers han sido criticados por sus comportamientos. El caso de "Fofo" Márquez es un ejemplo más de cómo este tipo de personajes terminan en prisión, mostrando el lado oscuro del mundo de las redes sociales. La influencia que tienen en sus seguidores llega a ser bastante significativa, y cuando promueven comportamientos negativos o cuestionables, pueden tener un impacto perjudicial en sus audiencias.
Un estudio llevado a cabo en septiembre de 2024 señala que en el mundo hay más de 127 millones de influencers, entre los que destacan los creadores de contenido, líderes de opinión y creadores de tendencias en diversas plataformas y nichos. Esta cifra representa aproximadamente 2.4 % de los usuarios de las redes sociales.
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Desafortunadamente, dentro de este universo ha habido casos de influencers que han sido encarcelados o han enfrentado consecuencias legales debido a comportamientos negativos, como fraude, estafa, violencia, acoso o incitación al odio. Esto ha generado un gran impacto en la opinión pública y ha abierto el debate sobre la responsabilidad que tienen los influencers en la sociedad.
Como regularmente sucede, los jóvenes y los niños son especialmente vulnerables a la influencia de las redes sociales, ya que están en una etapa de desarrollo en la que están formando su identidad y autoestima. La exposición constante a imágenes y videos editados y manipulados puede crear expectativas irreales y promover la comparación y la competencia. Esta situación puede llevar a problemas como la baja autoestima, la ansiedad, la depresión y la dismorfia corporal.
Algunos analistas han calificado a los influencers como las sirenas de la era moderna, que atraen lentamente al público para que los sigan a ellos y a sus estilos y comportamientos de vida. Los influencers tienen el poder de generar un impacto significativo en la forma en que las personas perciben la vida, la salud y el éxito, pero además, los efectos nocivos que tienen en la sociedad son cada vez más reconocibles para el público.
Existe un lado oscuro de internet y de la cultura de superficialidad que rodea a los influencers de las redes sociales, donde la creación de una imagen perfecta y utópica puede llevar a la distorsión de la realidad y a la promoción de estándares inalcanzables, lo que trae consigo consecuencias negativas para la salud mental y el bienestar de los seguidores.
Según emeritus.org, los seguidores que observan el estilo de vida de los influencers pueden experimentar ansiedad y depresión mientras intentan alcanzar metas inalcanzables. La incapacidad de distinguir entre la personalidad en línea y las dificultades de la vida real exacerba los problemas de salud mental y resalta el lado más oscuro de la cultura de los influencers.
Aunque los influencers han revolucionado el entorno digital y tienen un gran poder, es imposible ignorar su impacto negativo en la sociedad. Examinar cómo estos personajes moldean las actitudes y comportamientos de la sociedad es necesario debido al “fenómeno influencer”, que va desde mantener estándares inalcanzables hasta fomentar una cultura de falta de valores y destruir la autenticidad.
Una cultura de superficialidad y de construcción de estándares inalcanzables es uno de los muchos aspectos negativos que tienen los influencers de las redes sociales y que plantean inquietudes urgentes sobre lo que sale de sus plataformas.
