El acceso a métodos anticonceptivos es un derecho fundamental para la protección de la salud sexual y reproductiva de los adolescentes. Sin embargo, en muchos casos, los jóvenes se enfrentan a barreras que dificultan su acceso a estos servicios, entre ellas, la necesidad de la autorización de los padres. No obstante, en el caso particular de México, los menores de 18 años pueden obtener anticonceptivos sin el consentimiento parental, lo que les otorga mayor autonomía sobre su salud.
En México, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece que los adolescentes tienen derecho a acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo anticonceptivos, sin necesidad de contar con el consentimiento de los padres.
La ley reconoce que los menores de 18 años tienen autonomía para tomar decisiones sobre su salud, siempre y cuando estas no representen un riesgo grave para su bienestar. Esto se traduce en que, en instituciones públicas y privadas de salud, los adolescentes pueden acceder a métodos anticonceptivos, como pastillas, inyecciones, preservativos, dispositivos intrauterinos (DIU), entre otros.
Sin embargo, la información adecuada es importante para prevenir embarazos no deseados y la propagación de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Según datos del INEGI, en 2021, se registraron 211,081 partos en mujeres menores de 20 años, de los cuales 3,019 correspondieron a niñas menores de 15 años, por lo que se considera que una parte significativa de los embarazos adolescentes ocurre por falta de educación sexual y acceso a métodos anticonceptivos.
En ese sentido, el gobierno mexicano, a través de instituciones como la Secretaría de Salud y diversas organizaciones no gubernamentales, ofrece programas educativos y servicios médicos especializados.
En tanto, pueden acudir a clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y otras unidades de salud pública, como los Centros de Salud de la Secretaría de Salud, sin necesidad de ser acompañados por un adulto. Además, hay servicios de atención y asesoramiento en salud sexual y reproductiva a adolescentes. Estos servicios ofrecen información sobre métodos anticonceptivos, así como acceso a ellos sin necesidad de consentimiento parental, lo que facilita que los jóvenes tomen decisiones informadas sobre su salud
A pesar de la legalidad y la disponibilidad de estos servicios, aún hay barreras sociales y culturales que dificultan el acceso a la información y el uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes. El temor al juicio social, la falta de apoyo familiar y la desinformación sobre los beneficios y la eficacia de los anticonceptivos son factores que pueden influir en las decisiones de este gremio.
En conclusión, es fundamental que los adolescentes comprendan que tienen derecho a acceder a métodos anticonceptivos y a información clara sobre salud sexual. Acercarse a los servicios de salud sin la necesidad de la autorización parental no solo es un derecho legal, sino una herramienta vital para prevenir embarazos no deseados y reducir los riesgos de infecciones de transmisión sexual. La educación sexual integral y la disponibilidad de anticonceptivos son factores claves para garantizar la salud y el bienestar de la juventud.