Un grupo de científicos de Suiza y EEUU descubrió posibles zonas de la antigua corteza terrestre, a veces denominadas "mundos hundidos", en las profundidades del manto, gracias a una nueva forma de cartografiar el interior de nuestro planeta.
La litosfera de la Tierra está formada por placas gigantes que se mueven constantemente, generando la deriva continental. A intervalos de 400-600 millones de años, las masas de tierra se juntan y luego vuelven a separarse. En la actualidad, la Tierra se encuentra en medio del mencionado ciclo. El océano Atlántico se expande unos centímetros al año, mientras que el Pacífico se hace más pequeño y algún día desaparecerá por completo.
La corteza continental tiene unos 40 kilómetros de espesor, mientras que la oceánica solo dispone de entre 6 y 7 kilómetros. En la unión de las placas, la más delgada se sumerge bajo la masiva y se funde en el manto, formando zonas de subducción. El ejemplo más conocido del fenómeno es el Cinturón de Fuego del Pacífico, una banda de actividad volcánica que atraviesa Hawái, Kamchatka y California, entre otros lugares.
La dificultad de estudiar la litosfera estriba en que solo existen métodos indirectos de investigación, ya que es imposible penetrar en el interior de la Tierra. Por ejemplo, se mide la velocidad de propagación de las ondas sísmicas generadas por los terremotos, ya que esta depende de la densidad y otras cualidades del material a través del cual pasan las vibraciones.
Así, los científicos obtienen algo parecido a una imagen de ultrasonido, que muestra la estructura interna del planeta. Son visibles partes de las placas tectónicas oceánicas, que se han hundido en el manto como resultado de la colisión con la poderosa corteza continental en la zona de subducción.
Hasta ahora, estos estudios no han deparado sorpresas: las partes sumergidas estaban exactamente donde se esperaba que estuvieran. Sin embargo, antes, por regla general, se estudiaba un solo tipo de onda sísmica.
En el nuevo trabajo, los geólogos de la Escuela Politécnica Superior de Zúrich (Suiza), junto con sus colegas del Instituto Tecnológico de California (EEUU) han combinado datos de todos los tipos de onda conocidos. Se trata de una cantidad ingente de información, y para procesarla se utilizó el superordenador suizo Piz Daint.
Esta nueva perspectiva ha llevado a los científicos a preguntarse si hay material oculto en lugares que antes se creían vacíos. La misteriosa estructura se observó, por ejemplo, bajo la parte occidental del océano Pacífico, donde, según la historia geológica reciente de la Tierra no hubo zonas de subducción.
"Gracias a un nuevo modelo de alta resolución, podemos ver anomalías de este tipo por todas partes en el manto terrestre. Pero no sabemos exactamente qué son ni de qué material están hechas", declara el autor principal y doctorando del Instituto Geológico de la Escuela Técnica Superior de Zúrich, Thomas Schouten.
Por ahora, los científicos solo pueden adivinar qué vieron exactamente. Conforme a una versión, no se trata de restos de placas subducidas, sino de material antiguo rico en silicio, conservado en el manto desde su formación, es decir, hace unos 4.000 millones de años. Según otra opinión, se trata de coágulos de rocas ricas en hierro que se acumulan en un mismo lugar como consecuencia del movimiento de la materia fundida.
Los expertos admiten que para responder a la pregunta se necesitan datos adicionales y, muy probablemente, nuevos métodos de investigación.