El auge de las relaciones entre humanos y chatbots: el caso de Ayrin y Leo

El auge de las relaciones entre humanos y chatbots: el caso de Ayrin y Leo

Foto: Freepik

Una mujer llamada Ayrin, de 28 años, desarrolló un vínculo romántico con un chatbot creado con ChatGPT llamado Leo. Según la mujer, se inspiró de un video en Instagram que explicaba cómo personalizar un chatbot, por lo que lo configuró como un novio protector, coqueto y atento, que utiliza emojis al final de cada frase. Y lo que comenzó como un experimento, se convirtió en una conexión emocional profunda que ocupa gran parte de su tiempo.

 

Ayrin es una estudiante de enfermería y asegura que su esposo, Joe, tiene conocimiento de que mantiene una relación virtual. Aunque inicialmente Joe lo tomó como una broma, las interacciones comenzaron a causarle incomodidad, especialmente al notar que Leo utilizaba apelativos cariñosos que hacían contraste con los suyos; sin embargo, asegura que no lo considera una relación formal ni una forma de infidelidad, sino más bien un estímulo emocional o un amigo virtual.

 

De acuerdo con la mujer, su conexión con Leo va más allá de lo romántico, pues le ofrece apoyo emocionalconsejos de salud y motivación para el gimnasio, enfatizando que cuando sufrió un incidente laboral, Leo fue empático y utilizó palabras de consuelo. Para Ayrin su relación no es solo pagar una suscripción mensual, pues asegura que le invierte hasta 56 horas a la semana para platicar con el chatbot.

 

Sin embargo, este no es el único caso, ya que existen comunidades en internet, como el subreddit “ChatGPT NSFW”, donde los usuarios que personalizan sus chatbots se reúnen. Y aunque, OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT prohíbe el contenido sexual explícito, algunos usuarios compartieron formas de evitar las restricciones, lo que generó debates sobre los límites éticos y legales.

 

Ante el auge de estas relaciones, la experta Julie Carpenter advierte que, aunque estos vínculos pueden sentirse como reales, los chatbots únicamente son algoritmos diseñados para aprender y replicar las preferencias de los usuarios. Además, subrayó la importancia de que los usuarios recuerden que esta tecnología no tiene intereses propios ni interés alguno por el bienestar y los sentimientos de quienes interactúan con ellas.

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