El pasado fin de semana, otra vez quitaron a los payasos del zócalo de Puebla, y en respuesta, nuevamente se manifestaron para pedir que se les permita regresar a ofrecer sus espectáculos.
La presencia de los payasos en el primer cuadro de la ciudad cuenta ya con varios años de antigüedad. Sin embargo, también es cierto que han sido muchas las ocasiones en que han sido retirados de este lugar. Algunos dicen que ya forman parte de una tradición de fin de semana, pero hay otros que los califican de groseros y ofensivos.
#EnEsteMomento ????????
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) January 15, 2025
Payasos de la organización #UrbanClown piden a las autoridades que se les permita hacer su espectáculo en el #Zócalo los domingos, luego de ser reubicados en el #PaseoBravo. pic.twitter.com/lh7fjvbk9K
Lo cierto es que, ayuntamientos van, ayuntamientos vienen, y tal pareciera una danza sincronizada, porque los payasos también hacen lo mismo: los quitan y luego regresan.
¿Cuál es el problema real?
Los argumentos que da cada administración son distintos. Unos dicen que entorpecen el paso de los visitantes al zócalo, otras voces aseguran que la causa es su falta de respeto hacia las personas, algunos señalan que molestan a los comensales que acuden a los restaurantes, o recientemente bajo el argumento de que la UNESCO no da permiso que se instalen en esta zona.
Justificaciones o "pretextos" están de sobra. Lo cierto es que no hay una explicación certera de parte de la autoridad ni lo suficientemente convincente para que los payasos, o "artistas urbanos", se retiren para siempre de este lugar.
Aunque la verdad siempre la tienen los ciudadanos, la realidad es muy simple. El centro histórico es el punto de reunión de cientos de familias poblanas, además, por su belleza arquitectónica, es visitado por miles de turistas, tanto nacionales como extranjeros.
Es reconocido como el centro comercial más grande de la capital, además, la movilidad urbana se acrecentó con la peatonización de varias calles del primer cuadro de la ciudad. Y a esto le sumamos que estos artistas urbanos no pertenecen a ninguna organización de vendedores ambulantes, los cuales tienen que pagar una cuota diaria por trabajar en este lugar.
La respuesta es simple, el centro histórico es bastante redituable para los payasos, les genera mayores ganancias que en cualquier otro punto de la ciudad. Y lo mejor aún, las ganancias son totalmente íntegras para cada uno de ellos y no están sujetos a pagar una cuota de pago ni de piso.
En su mayoría, atraen la atención de muchas personas, quienes, para evitar el ridículo en público, optan por dar un "apoyo económico", que regularmente parte de los 10 pesos en adelante.
Esta acción, por supuesto, genera quejas de algunos comerciantes e incluso de los ambulantes, por lo que el ayuntamiento, al no tener ningún acuerdo económico, opta por retirarlos del lugar bajo cualquier pretexto.