La inclusión de la tecnología en la vida de las personas ha generado cambios significativos en la forma en que interactúan, se comunican y se relacionan entre sí. En este contexto la vulnerabilidad humana se ha desarrollado de diversas maneras.
Recientemente se dio el caso de una mujer que fue estafada, tras enamorarse de un Brad Pitt falso, creado mediante Inteligencia Artificial (IA). La relación que mantuvo con el supuesto actor, la llevo a perder 830,000 euros.
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Lamentablemente, las estafas sentimentales, también conocidas como "romance scams", han evolucionado significativamente con la tecnología. Esta práctica se trasladó a Internet, en donde los estafadores crean perfiles falsos en sitios de citas como Tinder o Badoo o en redes sociales como Facebook, donde los métodos de verificación de autenticidad aún no son confiables y, haciendo uso de algoritmos, localizan a sus potenciales víctimas.
Pero este problema se acrecentó aún más con la llegada de la IA, ya que las estafas se han vuelto más sofisticadas y realistas, en donde los estafadores la utilizan para generar fotos y videos falsos, así como mantener conversaciones que parecen naturales y auténticas.
En este contexto, hay diversas maneras en las que las emociones humanas pueden ser explotadas en un mundo digital. Una de ellas es a través de los algoritmos de las redes sociales, los cuales recopilan datos sobre los usuarios, incluyendo sus intereses, comportamientos y reacciones emocionales. A partir de ahí, muestran contenido que genere reacciones emocionales intensas en los usuarios.
Otra forma de explotar las emociones humanas es a través de la publicidad en línea, los sitios web y las aplicaciones recopilan datos sobre los comportamientos y preferencias de los usuarios, para crear sus perfiles que incluyen información sobre sus intereses, edad, ubicación geográfica y otros factores, los cuales son utilizados para mostrar anuncios personalizados a los usuarios.
El ciberacoso es otra modalidad que utilizan los delincuentes para explotar las emociones humanas. A través de actos de acoso o intimidación que se llevan a cabo a través del internet o los dispositivos móviles, los usuarios son víctimas de extorsión, afectando su bienestar sicológico, emocional e incluso económico.
Con el auge de las redes sociales, llegaron los influencers y el marketing emocional, dos herramientas clave y poderosas para las marcas y de esta forma explotar las emociones humanas.
Los influencers crean una conexión emocional con sus seguidores a través de contenidos, los cuales pueden influir en la toma de decisiones de compra de sus seguidores a través de recomendaciones y promociones. Además, estos personajes, que aparentan ser auténticos pueden generar una mayor confianza y conexión emocional con sus seguidores.
En cuanto al marketing emocional, este se enfoca en evocar emociones en los consumidores, como la alegría, la tristeza o la inspiración, creando una conexión entre los consumidores y la marca.
¿Cómo prevenir estas estafas?
Prevenirse de las estafas emocionales requiere una combinación de conocimiento, precaución y habilidades para manejar las emociones. Antes que todo, es necesario reconocer tus emociones y cómo pueden ser utilizadas en tu contra. Además, es muy importante verificar la autenticidad de los perfiles y la información que se proporciona.
No dejarse llevar por la emoción de una relación en línea y mucho menos proporcionar información personal o financiera a desconocidos. Se recomienda utilizar configuraciones de privacidad y seguridad en los dispositivos y cuentas en línea, así como asegurarse de que las contraseñas sean seguras y únicas.
El buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales es fundamental cuando crees que estás siendo víctima de una estafa emocional.
De igual forma, es importante aprender a reconocer las señales de alerta de las estafas emocionales, como peticiones de dinero o información personal, comportamiento agresivo o amenazante y promesas de amor o relaciones rápidas.
Finalmente, se debe ser consciente de que este tipo de delincuentes navegan por las redes sociales buscando a su próxima víctima a través de perfiles falsos y mensajes de amor o admiración.
