México, entre la “fuga de cerebros” y el reto de ser una potencia científica

México, entre la “fuga de cerebros” y el reto de ser una potencia científica

Foto: FreePik

En su discurso de los primeros 100 días de gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México, habló sobre sus proyectos a futuro, entre los que aseguró que el país se encamina a convertirse en una potencia científica. Entre los planes anunciados están los avances significativos en áreas como el desarrollo de aviones no tripulados, el diseño de semiconductores y la creación de la fábrica de software libre e inteligencia artificial, sin dejar atrás la fabricación del auto eléctrico Olinia, entre otros.

 

 

 

Sin embargo, mientras el gobierno destina recursos para estos desarrollos, el fenómeno de la llamada “fuga de cerebros” sigue siendo una de las principales barreras que enfrenta México en su camino hacia este ambicioso objetivo. A pesar de la promesa de crecimiento y prosperidad en el ámbito científico, la falta de empleos de calidad y de oportunidades de desarrollo en el país continúan impulsando la migración de talento altamente calificado hacia otras naciones.

 

A lo largo de los últimos años, México ha sido testigo de un constante éxodo de científicos, ingenieros y profesionales altamente capacitados, quienes buscan mejores oportunidades laborales fuera del país. Estudios señalan que México es el primer exportador de América Latina y el sexto a escala mundial de migración altamente calificada hacia los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre los que están Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, entre otros.

 

En Estados Unidos, por ejemplo, la cantidad de mexicanos con grado de licenciatura, maestría o doctorado ascendió a más de un millón de personas en 2011, siendo el segundo grupo nacional de migración calificada, únicamente después de la India

 

¿Qué tendría que pasar para retener el talento nacional?

 

Para lograr que México retenga a su talento científico y logre la meta de convertirse en una potencia científica, se deben considerar diversas estrategias clave.

 

Claudia Sheinbaum destacó que ya se están destinando recursos para el desarrollo de proyectos como el auto eléctrico mexicano Olinia y la construcción de aviones no tripulados. Sin embargo, para que estos proyectos tengan un impacto real, es necesario que el gobierno incremente aún más la inversión en ciencia y tecnología. Según datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, México destinó solo 0.41% de su Producto Interno Bruto (PIB) a ciencia y tecnología en 2018, una cifra considerablemente baja en comparación con países como Finlandia, que destina 3.2% de su PIB a este rubro.

 

Es esencial que se generen empleos de alta calidad que retengan a los científicos y profesionales altamente capacitados. Esto incluye ofrecer salarios competitivos, estabilidad laboral, así como incentivos para proyectos innovadores que puedan ser desarrollados dentro del país. Los profesionales del área científica, tecnológica e ingenieril deben sentir que México es un lugar donde sus esfuerzos serán reconocidos y recompensados.

 

Los proyectos de ciencia y tecnología de gran escala requieren de una colaboración efectiva entre universidades, centros de investigación y empresas del sector privado. Crear alianzas estratégicas entre estos actores puede impulsar la creación de nuevas tecnologías y productos mexicanos que fortalezcan la industria nacional y abran nuevas oportunidades laborales dentro del país.

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