Con más de 2,000 millones de usuarios en todo el mundo, WhatsApp transformó la comunicación personal y profesional, convirtiéndose en una herramienta imprescindible. Sin embargo, su constante presencia también dio lugar a un fenómeno cada vez más común: la ansiedad digital. Según The Independent, ciertas funciones de la aplicación, como la confirmación de lectura y las notificaciones de escritura, están generando en muchos usuarios una presión constante por responder de inmediato.
Korkor, una joven de 26 años, es un ejemplo de cómo esta hiperconectividad puede ser abrumadora. En una entrevista, compartió que recibir varios mensajes a la vez le genera pánico, asumiendo que puede tratarse de una emergencia. Los mensajes largos también le provocan estrés, pues teme que el tono sea malinterpretado. Para ella, la interacción verbal sigue siendo insustituible: "Es mejor escuchar a una persona en tiempo real", afirmó.
La sicoterapeuta Lucy Beresford explicó que los chats grupales intensifican la ansiedad. Aunque algunas personas usan estos espacios una forma de entretenimiento o conexión, para otros representan un constante bombardeo de información que resulta difícil de manejar. Esta saturación de mensajes puede derivar en frustración, conflictos y sentimientos de exclusión.
Un estudio llevado a cabo por The Conversation reveló que 40 % de los participantes en Estados Unidos y Reino Unido se siente sobrepasado por las notificaciones de grupos de WhatsApp. Para muchos, ponerse al día con cientos de mensajes acumulados, a menudo irrelevantes, resulta desgastante.
Sin embargo, no todo es negativo, ya que algunas investigaciones también destacan cómo WhatsApp puede fortalecer relaciones y mejorar la autoestima. Según la doctora Linda Kaye, este tipo de aplicaciones ofrece oportunidades para mantener el contacto y fomentar la cercanía con amigos y familiares, especialmente en tiempos de distancia física.
A pesar de estos beneficios, la saturación digital sigue siendo un prblema para muchos. Clarissa Bloom, experta en citas, confesó que la presión por mantenerse al día en los grupos la llevó a desinstalar la aplicación. Esta decisión, aseguró, mejoró su concentración y redujo significativamente su estrés.
Para lidiar con este fenómeno, expertos como la sicoterapeuta Zoe Clews recomiendan establecer límites claros, como desactivar notificaciones, reducir el tiempo en línea y dar prioridad a las interacciones cara a cara. Aunque WhatsApp introdujo funciones como la posibilidad de abandonar grupos sin avisar a todos los miembros, estas mejoras solo atacan una parte del problema.